Solamente trabajando todos juntos podremos frenar la pandemia de las hepatitis virales

La infección por el virus de la hepatitis C (VHC) es la causa principal de hepatitis crónica, cirrosis y carcinoma hepatocelular, así como la indicación más frecuente de trasplante hepático. Según los datos más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hepatitis crónica C afecta aproximadamente a unos 150 millones de personas. Se estima que el VHC infecta cada año a 3-4 millones de personas y que anualmente mueren más de 350.000 personas por enfermedades hepáticas relacionadas con el VHC (WHO, Fact sheet No.164, julio 2012: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs164/es/index.html)

En España se estima que 800.000 personas padecen hepatitis C pero más del 60 % lo desconoce. En el período 2005-2009 el virus de la hepatitis C genotipo 1 fue responsable en España de 43.217 episodios de cirrosis, 12.900 cánceres hepáticos, 1.632 trasplantes además de 27.871 muertes.

La hepatitis B es una infección hepática potencialmente mortal causada por el virus de la hepatitis B (VHB). Puede causar hepatopatía crónica y conlleva un alto riesgo de muerte por cirrosis y cáncer hepático.

Unas 600.000 personas mueren cada año como consecuencia del VHB (WHO, Fact sheet No.204, julio 2012 (http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs204/es/index.html)

Estudios internacionales han demostrado que la progresión de la hepatitis C, si no se trata en las fases iniciales de la enfermedad, ocasiona al sistema de salud  un aumento exponencial del gasto con el paso del tiempo. Por eso es tan importante abordar la hepatitis C en sus fases iniciales, informar más a la población general y realizar un screnning a la población que ha estado o está en situaciones de riesgo.

Actualmente la hepatitis C mata más que el SIDA, siendo la principal causa de trasplantes de hígado. La hepatitis C es llamada la «asesina silenciosa», ya que por no presentar síntomas agrede de forma lenta y constante el hígado, llevando a 1 de cada 4 infectados a desarrollar cirrosis o cáncer de hígado después de 25 años de haber tenido lugar la infección. En la década pasada hablábamos de una verdadera bomba viral que estallaría en años futuros. En la actualidad la bomba está empezando a causar estragos. De los pacientes actualmente diagnosticados un 57% ya se encuentran en estado avanzado de fibrosis (F3) o cirrosis (F4).

Las organizaciones de pacientes estamos trabajando, con los pocos recursos disponibles. Una de las acciones más importantes que podemos realizar todos los que de una manera u otra luchamos por hacer valer los derechos de todos los afectados por la hepatitis viral, sea de manera directa o indirecta, es preparar a nuestros conciudadanos.  La verdad es que el estigma aún existe y hace más difícil nuestro trabajo. Los  médicos y los científicos también están a la altura de la carga que supone la enfermedad pero los gobernantes no están enfrentando el problema de manera efectiva.

La inacción de la administración sanitaria en materia de información a la ciudadanía hace que la hepatitis viral siga su camino; la falta de información da lugar a que las personas no sean conscientes que tienen hepatitis viral, a conceptos erróneos, vías de transmisión, falta de concienciación, sistemas de detección y registros, mientras el tratamiento no sea accesible a todos los que los necesitan, tenemos mucho por hacer.

Es urgente que el gobierno tome consciencia del problema de las hepatitis virales, que implemente acciones de prevención pero también de curación, en definitiva que se realice una estrategia (Plan Nacional para las Hepatitis) para poder combatirlas eficazmente. Para enfrentarse a una epidemia de hepatitis C, para la cual no existe vacuna, pero para la que afortunadamente existen tratamientos que curan definitivamente la enfermedad, el diagnóstico del mayor número de infectados es el camino para evaluar las necesidades que  implica la carga de la enfermedad, para aplicar las acciones necesarias, salvar vidas y ahorrar recursos públicos.

Los gobernantes deben afrontar seriamente la hepatitis C realizando amplias campañas de información y diagnóstico para encontrar los infectados. Es inaplazable ofrecer la prueba de la hepatitis C a toda persona con edad entre 40 y 65 años. Como asociación comunitaria de pacientes queremos ser parte activa para afrontar el problema y en las acciones para resolverlo, pues solamente trabajando todos juntos, gobierno, sociedad civil, sociedades médicas, investigadores e industria farmacéutica podremos frenar la pandemia de las hepatitis virales.

Hay grandes expectativas con los nuevos fármacos, cada vez más eficaces y menos agresivos. Todo lo que necesitamos es la voluntad política para apoyar la investigación, desarrollar o ampliar la infraestructura para dispensar los tratamientos y facilitar el acceso generalizado al tratamiento del VHC.

Sobre la Asociación Catalana de Enfermos de Hepatitis (ASSCAT)

ASSCAT, asociación creada en el año 2000, agrupa a personas afectadas por hepatitis víricas  con el objetivo de afrontar de una forma conjunta los retos, necesidades y condicionantes que presentan estas enfermedades. ASSCAT lucha para minimizar en lo posible el impacto de la hepatitis, haciendo hincapié en la necesidad de un diagnóstico precoz y está  trabajando en la prevención de la transmisión de las hepatitis y en la defensa de los derechos de las personas afectadas por estas enfermedades.

 

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