Ricas en flavonoides, parecen incidir sobre el deterioro cognitivo

Las fresas y los arándanos podrían retrasar la pérdida de memoria en las mujeres

Publicado el por Somos Pacientes

La inclusión en la dieta de frutas del bosque, como las fresas, las cerezas y los arándanos, ayuda a mantener la agudeza mental y a retrasar la pérdida de memoria, al menos en la población femenina. En tal sentido apuntan los resultados de un estudio publicado en la revista Annals of Neurology, en el que se observa que las frutas del bosque, alimentos ricos en flavonoides, podrían retrasar  hasta en 2,5 años el deterioro cognitivo propio del envejecimiento.

Como explica la Dra. Elizabeth Devore, del Brigham and Women’s Hospital de Boston (Estados Unidos) e investigadora principal del estudio, «nuestros resultados ofrecen la primera evidencia epidemiológica de que las frutas del bosque pueden frenar la progresión del deterioro cognitivo en las mujeres de edad avanzada».

La razón por la que se explica este efecto beneficioso de las conocidas como frutas del bosque podría encontrarse en su alto contenido en flavonoides, sustancias antioxidantes que en estudios previos  han demostrado su eficacia  no sólo sobre la función cognitiva, sino también un posible efecto preventivo en ámbitos como el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

Modificación de la dieta

Para llevar a cabo la investigación, los autores analizaron los datos de más de 121.000 mujeres que en 1976, año en el que fueron reclutadas para un estudio sobre salud y hábitos de vida, contaban  entre 30 y 55 años de edad. A partir de 1980, todas las participantes respondieron los cuestionarios cada cuatro años a fin de registrar la frecuencia de su consumo de alimentos. Finalmente, entre 1995 y 2001, las  de más de 70 años fueron sometidas a pruebas de memoria cada dos años.

Los resultados mostraron que las mujeres que comían cantidades elevadas de frutas del bosque, en particular fresas y arándanos, tuvieron una pérdida de memoria más lenta –un retraso medio de 2,5 años– en comparación con quienes no las ingerían.

«Nuestros hallazgos tienen importantes implicaciones de salud pública, pues el aumento en el consumo de estos frutos es una modificación de la dieta bastante sencilla para proteger la función cognitiva de nuestros mayores», concluye la Dra. Devore.

– ¿Quieres consultar el estudio publicado en la revista ‘Annals of Neurology’?