Presentación

El Centro de Rehabilitación Laboral «Nueva Vida» (1991-2012) es un recurso específico de atención social para personas con enfermedades mentales crónicas. Centro concertado y financiado por la Consejería de Familia y Asuntos Sociales y que se integran dentro de la Red pública de Atención Social a personas con enfermedad mental grave y duradera.

La organización del C.R.L. y los programas y actividades que en él se desarrollan, pretenden los siguientes objetivos:

Posibilitar, mediante programas estructurados e individualizados de rehabilitación que las personas con enfermedades mentales crónicas adquieran o recuperen los conocimientos, hábitos y habilidades necesarias para acceder y mantenerse adecuadamente en un contexto social-laboral normalizado.

Propiciar y apoyar la inserción laboral de estas personas en fórmulas de empleo protegido, formulas de autoempleo o en el mercado laboral ordinario.
Fomentar la colaboración de empresarios, entidades o asociaciones en la tarea de aumentar las oportunidades de inserción laboral normalizada de personas con trastornos psiquiátricos crónicos.

Acceden al Centro aquellas personas afectadas que sean derivadas por los Centros de Salud Mental de la Comunidad Autónoma de Madrid y que cumplan el siguiente perfil:

?Estar en edad laboral.
?Estar en situación psicopatológica compensada.
?Presentar motivación para el desempeño de un trabajo.
?No recibir pensiones incompatibles con el desempeño de un trabajo.
?Presentar un grado suficiente de autonomía personal y social.

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¿Por qué plantearse la integración laboral del enfermo mental crónico?

La inactividad, el aislamiento dentro del caparazón familiar o institucional, el embotamiento personal de una vida sin proyectos, conservan y aun agravan los síntomas patológicos, confinando al individuo a una vida marginal y sin sentido. La rehabilitación laboral va a dotar a la persona de un proyecto de vida a través del desempeño de un trabajo. Los condicionantes de la invalidez social obedecen a factores propios de la enfermedad y del ambiente (escuela, trabajo, familia); ni que decir tiene que cualquier estrategia rehabilitadora debe afrontar esta realidad bifronte (Colodrón, 1991). Entendemos el trabajo como un elemento de gran valor social que vertebra la vida de las personas; asimismo, el trabajo supone un factor de integración y normalización que puede convertir al enfermo mental crónico en individuo perteneciente a un grupo: no en vano el desempeño de una actividad supone en muchos casos la línea divisoria que distingue a quien pertenece al grupo social y a quien resulta marginado. El trabajo suele generar conductas similares a las que la sociedad reconoce como propias y fomenta hábitos de conducta que identifican al sujeto como integrante de esa sociedad; del mismo modo, el trabajo genera conductas que el propio individuo reconoce como pertenecientes al grupo.

¿Qué es la rehabilitación laboral de enfermos mentales crónicos?

Podemos definir la rehabilitación laboral de personas con enfermedad mental crónica como la adquisición, recuperación o potenciación de aquellos conocimientos, hábitos y habilidades necesarios para conseguir su integración sociolaboral plena.
En la rehabilitación laboral es tan importante cada uno de los pasos de este proceso como el objetivo final del mismo. Se trata de un proceso individual en el que interactuan muchas variables y muy complejas; su duración, los objetivos y subobjetivos están siempre en función de las necesidades individuales. La rehabilitación es mucho más que un conjunto de técnicas o un proceso con una sola «meta»; es una filosofía, una manera de considerar los problemas psicológicos y sociales de las personas con problemas psicológicos a largo plazo (Shepherd, 1996).
No hay un proceso rehabilitador igual a otro: unas personas podrán evolucionar hacia una integración normalizada en la vida social y otras, también susceptibles de mejorar su funcionamiento y habilidades, habrán de conformarse con metas más modestas pero no menos importantes en la historia personal de cada individuo. Aun para este último grupo, los apoyos deben de ser continuados y dirigidos a la obtención de nuevos progresos. En  este sentido, la rehabilitación debe de ser un proceso continuado que como filosofía de intervención no tiene por qué tener un final predeterminado, salvo el que marque la evolución misma del sujeto. No se pretende realizar una actividad basada en la curación,  ni en el tratamiento parcializado de la enfermedad (biológico versus psicosocial). Se trata de aportar una nueva forma de comprender y trabajar la problemática de las personas que padecen un trastorno esquizofrénico crónico, en el que el eje central de la intervención está en el desarrollo de las competencias y habilidades que necesita cada una de ellas para vivir de forma digna en su entorno natural (Cuevas, Rivas, Perona, 1996).

Trabajo y Rehabilitación

Gracias al desempeño de un trabajo el enfermo mental crónico adquiere el rol  normalizado (o rol de trabajador) por encima del rol de enfermo. El trabajo se convierte así en un elemento de doble valor para el sujeto: por una parte, el valor intrínseco del desempeño de una actividad y sus beneficios (sociabilidad, organización del tiempo, refuerzo de la autoestima, independencia social y económica, etc.); por otra parte, el valor de elemento terapéutico por el que el trabajo va incidir directamente sobre su estado defectual, mejorar su funcionamiento, aumentar la valoración de sí mismo, normalizar sus conductas, sentirse útil, activo, estimuladopor una tarea y enriquecido gracias a la relación con las demás personas. El trabajo es, a la vez, unresultado y un determinante del curso de un trastorno mental crónico (Liberman, 1988).La rehabilitación laboral no pretende una «restitutio ad íntegrum» (Colodrón, 1983) de sus protagonistas; eso sería tanto como ignorar los efectos de la patología y borrar de un plumazo una etapa de la vida y sus efectos consiguientes sobre el individuo. Lo que sí está a su alcance es desplazar al sujeto de su arraigado rol de enfermo hacia un rol normalizado. El rol de enfermo convierte al individuo en un ser sin tiempo, estático, al margen del discurrir natural de los acontecimientos; es por lo tanto un rol incapacitante, marginador, que se mira a sí mismo. El rol normalizado permite al individuo incorporarse al tiempo real y en él (re)-conocerse, (re)-hacerse, (re)-habilitarse; el rol normalizado es dinámico, integrador, mira a los demás y a su entorno. El vehículo más eficaz para este tránsito hacia la normalización es el trabajo, entorno al  cual se despliega la vida de las personas.