Con el regreso a las aulas, se reactivan también las preocupaciones en muchas familias por los hábitos de descanso de sus hijos. Para despejar sus dudas, especialistas de diversos centros aportan su opinión al respecto. La mayoría alertan de que un sueño deficiente durante las vacaciones puede generar dificultades de atención, irritabilidad e incluso síntomas que se confunden con trastornos como el TDAH.
?La vuelta al cole es un momento crítico en el que muchos niños muestran señales de un descanso insuficiente o de baja calidad, lo que repercute directamente en su comportamiento y capacidad de aprendizaje?, señala Blanca Santos, pediatra del Hospital Vithas Granada. Según explica, durante el sueño profundo se consolidan los aprendizajes y se organiza la información recibida durante el día. Es decir, dormir bien influye en el estado de ánimo pero también en la memoria, la concentración y el rendimiento escolar.
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Cómo afecta a la salud infantil
Los efectos de un descanso inadecuado se hacen visibles en el día a día: cansancio persistente, irritabilidad, dificultad para gestionar emociones y menor capacidad de atención. ?Un niño que no duerme lo suficiente puede parecer más irritable o frustrado?, explica Juan Núñez, jefe de Pediatría del Hospital Vithas Sevilla. Este tipo de confusión puede derivar en diagnósticos erróneos si no se explora adecuadamente la calidad del descanso.
En cuanto al número de horas necesarias, Núñez recuerda que los bebés deben dormir entre 12 y 16 horas al día; los niños preescolares entre 10 y 14 horas, y los escolares entre 9 y 11 horas. Si estas necesidades están cubiertas durante la noche, las siestas no son imprescindibles. ?El problema no es si duermen por la tarde, sino si lo hacen de manera adecuada durante la noche?, aclara.
Además del impacto cognitivo, la falta de sueño tiene implicaciones físicas. ?El sueño de calidad es tan importante como la alimentación o el ejercicio para el bienestar infantil?, subraya José Enrique Sánchez, jefe de Pediatría del Hospital Vithas Xanit Internacional. Cuando el sueño se interrumpe con frecuencia o es insuficiente, se observa una mayor propensión a infecciones, alteraciones del apetito y dificultades en la convivencia familiar.
El papel de las familias
Estos especialistas insisten en que las familias tienen un papel central en la prevención de los problemas de sueño. ?Mantener horarios regulares, evitar pantallas por la tarde, reducir las cenas copiosas y crear un ambiente oscuro y tranquilo para dormir son medidas muy efectivas?, recuerda Francisco Giménez, jefe de Pediatría del Hospital Vithas Almería.
Aunque muchos de los problemas relacionados con el sueño infantil se pueden corregir con hábitos saludables, en algunos casos podrían estar asociados a trastornos que requieren evaluación médica. Ronquidos persistentes, despertares frecuentes o somnolencia excesiva durante el día deben ser motivo de consulta, ya que podrían indicar patologías subyacentes.
Por eso, ante cualquier duda, se recomienda acudir al pediatra para realizar un seguimiento adecuado. ?No todos los niños necesitan dormir lo mismo ni tienen los mismos ritmos, pero si hay signos de que algo no va bien, es fundamental intervenir a tiempo?, concluye Sánchez.
Los profesionales coinciden en que los problemas de sueño pueden prevenirse si se actúa con antelación. Por ello, insisten en que la vuelta al cole no debe ser una transición brusca. Volver a horarios regulares, adelantar gradualmente la hora de acostarse, limitar el uso de pantallas y recuperar espacios de juego al aire libre son medidas que favorecen el descanso y el bienestar integral de los más pequeños.