Los retos del día a día de una persona con diabetes van mucho más allá del control de la glucosa. A la carga de decisiones constantes, el esfuerzo de mantener rutinas estrictas y la incertidumbre por posibles complicaciones, se suman consecuencias poco visibilizadas como la afectación emocional, las disfunciones sexuales o las barreras en el ámbito laboral. Estos aspectos, todavía infravalorados, fueron el foco de una jornada divulgativa organizada en Córdoba por la Fundación de la Sociedad Española de Diabetes (FSED) y la Federación Española de Diabetes (FEDE), que reunió a profesionales sanitarios, pacientes y familiares.
Uno de los conceptos clave en el manejo de la diabetes es el tiempo en rango (TIR), es decir, el porcentaje de tiempo que los niveles de glucosa se mantienen dentro de unos valores adecuados. Sin embargo, reducir la calidad de vida de una persona a ese dato es insuficiente, advierte el psicólogo clínico Francisco Javier Hurtado Núñez, experto en educación diabetológica. ?La diabetes es el ejemplo claro de una enfermedad que debe entenderse desde un enfoque biopsicosocial, no solo clínico o biológico?, señala.
Este profesional propone incorporar el concepto de ?tiempo en rango emocional? (TIR emocional), que refleje el bienestar psicológico de la persona con diabetes. ?En consulta casi todo el tiempo se dedica a revisar analíticas o resultados clínicos. Pero si no valoramos el estado emocional del paciente, perdemos información clave que puede estar afectando a su control metabólico?, asegura.
La diabetes puede aumentar el riesgo de depresión, ansiedad, trastornos del sueño o de la conducta alimentaria, y estas alteraciones emocionales pueden dificultar aún más el autocuidado. Por eso, Hurtado apuesta por incluir al psicólogo en los equipos multidisciplinares y por valorar el estado emocional en cada contacto clínico. ?Hay que dejar de ver lo psicológico como algo accesorio y convertirlo en parte estructural de la atención en diabetes?, insiste.
Sexualidad y diabetes
Otro de los temas que rara vez se aborda en consulta es el impacto de la diabetes en la vida sexual y de pareja. La profesora Loreto Mendoza, del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Granada, alerta de que hasta un 50% de las personas con diabetes desarrollan disfunciones sexuales en los diez años posteriores al diagnóstico. ?Y este porcentaje crece con el tiempo?, afirma.
La disfunción eréctil (DE), en concreto, no solo afecta a la calidad de vida, sino que puede ser un marcador temprano de diabetes no diagnosticada y de enfermedad cardiovascular. ?Es importante incluir la evaluación de la DE en los protocolos de riesgo cardiovascular?, recomienda Mendoza.
Pese a su relevancia clínica y emocional, la mayoría de los pacientes no hablan de estos problemas por vergüenza o desconocimiento. Además, hay diferencias de género. ?En las mujeres, los factores emocionales y la autoestima influyen mucho más en el deseo y en la vivencia de la sexualidad. El miedo al rechazo o la percepción de haber perdido atractivo pueden generar conductas de evitación?, explica.
El abordaje de estas disfunciones requiere una perspectiva integral, que tenga en cuenta causas metabólicas, neurológicas, hormonales y psicológicas, y combine tratamiento médico, educación diabetológica y apoyo emocional.
Discriminación laboral
En el ámbito laboral, la diabetes sigue generando situaciones de estigma, discriminación y exclusión, tal y como denunció el abogado Javier Sanhonorato, especialista en Derecho Sanitario y persona con diabetes desde la infancia. ?Todavía hay trabajadores que ocultan su condición por miedo a represalias o a no ser contratados?, explica.
Aunque se han producido avances ?por ejemplo, en el acceso a la Función Pública? siguen existiendo exclusiones injustificadas por el mero hecho de tener diabetes. ?Es evidente que falta una Ley de crónicos que defienda los derechos de las personas con enfermedades como la diabetes y garantice la igualdad de oportunidades?, subraya. Además del paciente, también las familias se ven afectadas. ?Cuando el diagnóstico lo recibe un menor, sus progenitores deben ajustar horarios, permisos y cuidados, lo que impacta directamente en su desarrollo profesional?, señala Sanhonorato.
Por todo ello, reclama más educación en salud laboral, un seguimiento riguroso de la normativa vigente y mayor implicación por parte de los poderes públicos y las asociaciones para erradicar la discriminación.