Unidos por la salud

Pertenece y transforma la comunidad de pacientes

Con motivo del Día de los Derechos Humanos, la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA ha lanzado la campaña #DerechoANuestrosDerechos. Este año, la iniciativa -que cuenta con la financiación del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030- se centra en la reivindicación de la paralización del Protocolo adicional al Convenio de Oviedo, dada la vulneración de derechos que supondría su aprobación para las personas con problemas de salud mental.

Gracias a las presiones de la sociedad civil, la aprobación del Protocolo está paralizada desde el año 2022. No obstante, según se ha informado, en enero de 2026, está previsto que la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE) retome el proceso para votar el texto.

La campaña tiene como objetivo contribuir a la incidencia para conseguir que dicho Protocolo no sea aprobado; denunciar las medidas coercitivas que se producen cada día en el sistema sanitario, y reivindicar un modelo de atención a la salud mental basado en los derechos humanos.

Desde la misión asumida por la Confederación de promover la adopción de todas las medidas que contribuyan a la mejora de la calidad de vida de quienes tienen un problema de salud mental y sus familias, a la par de la defensa de sus derechos y la representación del movimiento asociativo, SALUD MENTAL ESPAÑA ha llevado a cabo una labor de incidencia política a nivel europeo. En este marco, ha procedido al envío de cartas personalizadas a miembros de la PACE, instando a que adoptasen una opinión negativa en el dictamen sobre el Protocolo adicional al Convenio de Oviedo que, previsiblemente, iba a tener lugar en septiembre.

Dignidad humana por encima del diagnóstico

A la par de esta tarea, encabezada por Mental Health Europe, la campaña #DerechoaNuestrosDerechos de la Confederación busca, ante todo, concienciar acerca de que un problema de salud mental no elimina ni acota derechos humanos; además de plantear que la dignidad humana está por encima de un diagnóstico, y que toda legalidad rige en igualdad de condiciones dar a todas las personas.

Para esto, referentes del Comité Pro Salud Mental En Primera Persona y de la Red Estatal de Mujeres de SALUD MENTAL ESPAÑA han elaborado un Posicionamiento, valioso en lo conceptual y humano, que explicita que ?el derecho natural a la inclusión sigue enfrentado miradas que juzgan, silencios que apartan, y barreras que limitan?. Complementa esta campaña una serie de infografías, que repasan, de manera dinámica y didáctica, qué es el Convenio de Oviedo, qué trayectoria tiene, qué busca el mencionado Protocolo adicional y por qué es necesario frenar su avance. 

Por su parte, Nel González Zapico, presidente de la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA, señala que el Protocolo adicional ?responde a un modelo anclado en el pasado y absolutamente biologicista de la salud mental, con el que no comulgamos en SALUD MENTAL ESPAÑA, y que, además, entra en contradicción con lo dispuesto en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas, de obligado cumplimiento por los Estados Parte, entre los que se encuentra el Estado español?.

González Zapico explica que este texto ?autoriza la privación de libertad de la persona con problemas de salud mental, basada en la presunción de riesgo, no apoya ni promueve la creación de recursos alternativos en los que se respeten la voluntad y las preferencias de las personas y no da respuesta a las advertencias de los organismos relevantes, como la propia ONU, en el ámbito de los derechos humanos?.

El presidente de la Confederación insiste en que las medidas que contempla el Protocolo ?avalan los internamientos involuntarios, la medicación forzosa, la contención física y química y el aislamiento. En definitiva, no mejoran la protección de los derechos de las personas con discapacidad, y puede tener el efecto contrario?. Y añade: ?Una vez más, afirmamos que ?nada sobre nosotros y nosotras, sin nosotros y nosotras? es el núcleo de nuestra tarea, la proclama que pone a las personas con experiencia propia en el centro. Así, desde la Confederación se da lugar a documentos de referencia y consulta, como son el ?Informe sobre tratamientos e ingresos involuntarios en salud mental?y el ?Informe sobre el Estado de los Derechos Humanos en Salud Mental 2024??.

El Convenio de Oviedo

También conocido como el Convenio Europeo sobre los Derechos Humanos y la Biomedicina, el Convenio de Oviedo es un tratado internacional del Consejo de Europa, que busca proteger los derechos humanos y la dignidad de la persona ante los avances en biomedicina.

En cambio, el proyecto del Protocolo adicional puede reforzar la institucionalización y aumentar el uso de la coacción en psiquiatría. Redactado en 2013, el Protocolo al Convenio de Oviedo propone que las medidas de ingreso y tratamientos involuntarios estén incluidas y protocolarizadas. Y es que el Protocolo confunde coerción y cuidados, autoriza la privación de libertad de la persona con problemas de salud mental basada en la presunción de riesgo, no apoya ni promueve la creación de recursos alternativos en los que se respeten la voluntad y las preferencias de las personas y no da respuesta a las advertencias de los organismos más relevantes en el ámbito de los derechos humanos.

Contra los derechos de las personas con discapacidad

Los argumentos de la Confederación, expresados ante miembros de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, son claros: ?[?] la Asamblea ha pedido en numerosas ocasiones que se ponga fin a la coerción en los entornos de salud mental, reconociendo la incompatibilidad del tratamiento y el internamiento involuntarios con los derechos humanos fundamentales. Las recomendaciones y resoluciones de la Asamblea han abogado sistemáticamente por un cambio hacia un enfoque de la salud mental basado en los derechos, en plena consonancia con la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD). Sin embargo, en lugar de salvaguardar los derechos de las personas con discapacidad psicosocial y problemas de salud mental, el proyecto de Protocolo adicional corre el riesgo de reforzar la institucionalización y probablemente aumentará el uso de la coacción en psiquiatría.?

Cabe destacar que, desde 2014, las organizaciones de la sociedad civil, las personas usuarias de los servicios de salud mental y las personas supervivientes de la psiquiatría se han opuesto firmemente al proyecto de Protocolo adicional, y existe un consenso creciente contra la coerción dentro de las comunidades médica y científica.

A su vez, a diferencia de dicho borrador de Protocolo adicional, existe otro texto, como es el borrador referido a la ?Recomendación sobre el respeto de la autonomía en la atención de salud mental?, que constituye un paso importante hacia la reforma de los sistemas europeos de salud mental. Desarrollado a través de una consulta proactiva con las organizaciones de personas con discapacidad, el documento hace valiosas referencias a las normas de derechos humanos y buenas prácticas, incorpora un lenguaje basado en los derechos para fortalecer las protecciones, y tiene como objetivo la eliminación definitiva de la coacción en la atención de salud mental.

SALUD MENTAL ESPAÑA reivindica suprimir las prácticas institucionales que vulneran los derechos humanos y recuperar la dignidad y los derechos de las personas con problemas de salud mental. Asimismo, reclama el incremento de la inversión en salud mental, el refuerzo de los equipos profesionales y la cohesión de la red de atención; son factores que actualmente dificultan el desarrollo de la atención comunitaria y favorecen el uso de medidas de control y coerción, en lugar de medidas terapéuticas.

Obligación de aplicación inmediata

Como sostiene el Posicionamiento que vertebra esta campaña, ?la dignidad humana, y otra mirada ética de la práctica médica, no pueden aplazarse en espera de una asignación de recursos y de una planificación que nunca llega. Exigimos compromiso político y voluntad transformadora?.

La Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA insta a una urgente toma de conciencia. Como lo ha hecho en diversas oportunidades, entre acciones junto al movimiento social de la discapacidad CERMI o la adhesión al ?Manifiesto de Cartagena?, enfatiza que la abolición de las prácticas abusivas y coercitivas en la atención de salud mental es una obligación de aplicación inmediata, y la prohibición de los tratos inhumanos y degradantes es un principio absoluto del derecho internacional. Reivindica, por tanto, un dictamen negativo, claro e inequívoco, sobre el borrador de Protocolo adicional. Será lo determinante para que el Consejo de Europa abandone las prácticas coercitivas, en favor de políticas que respeten verdaderamente la autonomía y la dignidad de las personas.

ASPAYM ha celebrado la segunda sesión del programa formativo ?Conociendo mis derechos y recursos?, centrada en esta ocasión en derechos laborales, prestaciones e incapacidad permanente. Esta iniciativa online está dirigida a personas con discapacidad, sus familias, profesionales de entidades federadas y cualquier persona interesada en conocer mejor sus derechos legales y sociales.

En esta nueva cita, el abogado Lorenzo Pérez, de la entidad Fidelitis, ha explicado en detalle la legislación vigente en torno a las pensiones por incapacidad permanente y gran invalidez, así como las compatibilidades entre el empleo activo y el cobro de estas prestaciones. Durante su intervención, también ha abordado aspectos clave como la normativa laboral, los procedimientos de solicitud y revisión de grados de discapacidad y las vías legales disponibles ante posibles vulneraciones.

La jornada ha contado además con el testimonio en primera persona de Carmen Arias, socia de ASPAYM Madrid, quien ha compartido su experiencia enfrentándose a los retos burocráticos y legales en el acceso a sus derechos. Su intervención ha servido para ilustrar cómo estos procesos pueden generar incertidumbre y obstáculos que requieren de información clara, acompañamiento y asesoramiento profesional.

Un compromiso con la autonomía personal

El ciclo formativo se desarrolla gracias a una subvención del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, con cargo a la asignación tributaria del IRPF y del Impuesto sobre Sociedades. Esta acción refuerza el compromiso de ASPAYM con la promoción de la igualdad de oportunidades y el impulso de la autonomía personal de las personas con discapacidad.

La Navidad suele llegar acompañada de mesas llenas, dulces por todas partes, cambios de horarios y mucha emoción. Todo ello forma parte de la fiesta, pero también puede pasar factura al aparato digestivo de toda la familia, especialmente en quienes conviven con el síndrome del intestino irritable (SII), un trastorno funcional que afecta a alrededor del 15% de la población y se caracteriza por dolor abdominal, hinchazón, gases y alteraciones del tránsito intestinal.

?La Navidad es una época muy especial, pero también puede convertirse en un ?desafío digestivo? para personas con SII o con una mayor sensibilidad intestinal, especialmente para los más pequeños?, señala Ana Isabel Ortiz, gerente del Área de Salud de Grupo Farmasierra, que propone afrontar estas semanas con una ?rutina digestiva consciente en familia?: una manera de organizarse que combina hábitos saludables, planificación y cierta flexibilidad para poder disfrutar sin sumar malestar.

Proteger el intestino de los más pequeños

En la infancia, las molestias digestivas navideñas tienen mucho que ver con los dulces, las bebidas azucaradas, la excitación constante y la falta de descanso. El objetivo no es prohibir, sino ayudarles a regularse.

La doctora Ortiz recuerda que los niños necesitan cantidades más pequeñas que los adultos. Por eso, adaptar el tamaño de las raciones a su edad y alternar los turrones y chocolates con opciones más ligeras ?fruta, frutos secos naturales, elaboraciones caseras menos cargadas de grasa? puede marcar la diferencia. Comer despacio y en un ambiente tranquilo también es clave: cuando aceleran, tienden a tragar más aire, lo que favorece la hinchazón y las digestiones pesadas.

Las bebidas azucaradas y con gas merecen una mención aparte. El gas incrementa la distensión abdominal y el exceso de azúcar altera el tránsito intestinal. El agua debería seguir siendo la bebida principal incluso en los días festivos. Y, pese a que ?las vacaciones invitan a trasnochar?, mantener una mínima regularidad en el sueño ayuda a que el intestino y el sistema nervioso de los niños se regulen mejor.

Por último, conviene no infravalorar el impacto de la sobreexcitación: los nervios por los regalos, las visitas, el ruido y los cambios de rutina pueden aumentar las molestias en niños con sensibilidad intestinal. Reservar pequeños espacios de calma, usar técnicas sencillas de relajación o ?bajar revoluciones? antes de dormir puede reducir ese impacto.

Cuidar la digestión también en los adultos

En los adultos, las principales amenazas digestivas de estas fechas son las comidas muy ricas en grasas, el alcohol, las largas sobremesas y los cambios de horario. En personas con intestino irritable, estos factores pueden desencadenar brotes de dolor, hinchazón o alteraciones del ritmo intestinal.

Comer con calma, respetar en lo posible los horarios habituales y escuchar las señales de saciedad ayuda a evitar el típico ?me he pasado? que llega al final de muchas comidas navideñas. Elegir platos principales a base de carnes magras o pescado, con guarniciones sencillas de verduras cocinadas de forma suave, permite disfrutar del sabor sin sobrecargar el sistema digestivo.

Moderar el alcohol y limitar las bebidas carbonatadas reduce la irritación de la mucosa gastrointestinal y la distensión abdominal. Dormir bien sigue siendo un aliado fundamental: el descanso reparador influye en el llamado eje intestino-cerebro y disminuye la sensibilidad digestiva.

La actividad física también suma. Un simple paseo después de las comidas favorece el tránsito intestinal y ayuda a reducir la sensación de pesadez. Y, en lo emocional, conviene no olvidar que el estrés y las tensiones familiares típicas de estas fechas pueden exacerbar los síntomas del SII; reservar momentos de desconexión y autocuidado no es un lujo, sino una medida de salud digestiva.

Microbiota intestinal

La microbiota intestinal ?el conjunto de microorganismos que habita en el intestino? desempeña un papel decisivo en el bienestar digestivo. Durante la Navidad, los cambios en la dieta (más grasas, azúcares y alcohol) y en las rutinas pueden alterar su equilibrio.

Ortiz recuerda que cuidar esta microbiota pasa, en primer lugar, por mantener una alimentación rica en fibra, frutas y verduras, evitar los excesos continuados y respetar, en la medida de lo posible, los horarios de comida y descanso. Además, determinados probióticos han demostrado en estudios clínicos que pueden contribuir a estabilizar la microbiota y a reducir algunos síntomas digestivos en personas con síndrome del intestino irritable, tanto en adultos como en niños. Su uso siempre debe valorarse con el profesional sanitario que lleva el seguimiento, especialmente en el caso de menores o de personas con otras patologías asociadas.

Proyecto de familia

La propuesta de una ?rutina digestiva consciente en familia? invita a pensar la Navidad no sólo como un periodo de excesos inevitables, sino como una oportunidad para que niños y adultos aprendan juntos a cuidar su intestino sin renunciar al disfrute. Se trata de anticipar los días más intensos, equilibrar comidas, ofrecer alternativas ligeras, respetar horas de sueño, reservar espacios de calma y escuchar las señales del propio cuerpo.

Para quienes conviven con síndrome del intestino irritable, estas estrategias pueden marcar la diferencia entre unas fiestas vividas con molestias constantes o unos días en los que los síntomas se mantengan bajo control. Y para el resto de la familia, son pautas útiles para llegar a enero con la sensación de haber disfrutado, pero también de haber cuidado la propia salud digestiva.

La disfagia, o dificultad para tragar, es una alteración que afecta a millones de personas en todo el mundo y cuyo impacto clínico, social y económico sigue infravalorado. En España, se estima que el 5,6% de la población adulta presenta algún grado de disfagia, una cifra que se eleva hasta el 10,3% en unidades geriátricas y al 7,5% en servicios de neurología. Ante esta situación, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) ha insistido en la necesidad de mejorar el diagnóstico precoz y establecer estrategias de atención individualizada que eviten complicaciones como la desnutrición, la deshidratación o la neumonía aspirativa, una de las consecuencias más graves y potencialmente mortales.

?Debemos sospechar la presencia de disfagia cuando un paciente al comer o beber tosa con frecuencia, le cambie la calidad de la voz, se desature (disminución significativa del nivel de oxígeno), sea incapaz de mantener el bolo alimenticio en la boca, no pueda realizar el sello labial, babee, le quede comida en la boca o a nivel faríngeo tras la deglución, no pueda tragar el bolo alimenticio en una única deglución, sufra frecuentes infecciones respiratorias, se deshidrate con frecuencia o se desnutra?, ha explicado Emilia Cancer Minchot, vocal de Asistencia de la SEEN y miembro del Área de Nutrición de la sociedad.

La importancia de la deglución radica en sus objetivos: nutrir e hidratar adecuadamente. Pero si se altera su eficacia se produce desnutrición y/o deshidratación. Es más, si la deglución no se produce de forma segura se pueden producir aspiraciones orofaríngeas que condicionan infecciones respiratorias. ?Hasta un 50% de los pacientes que presentan aspiración desarrollan neumonía, siendo la complicación más temida de la disfagia, ya que constituye 5-15% del total de las neumonías adquiridas y puede tener una mortalidad asociada del 50%. No es un problema menor?, ha añadido la doctora.

Consecuencias médicas, sociales y económicas

Todas estas alteraciones tienen consecuencias importantes: empeoran la calidad de vida y la supervivencia del paciente y aumentan las estancias hospitalarias y los costes sanitarios. Especial atención requieren los mayores que presentan presbifagia (dificultad para tragar que se produce con la edad): entre el 10 y el 30% de los mayores de 65 años presenta algún grado de disfagia, superando el 80% en mayores de 80 años. En pacientes frágiles e ingresados, la cifra también se incrementa de forma notable.

Además, la enfermedad puede conducir a aislamiento social, ya que el miedo a atragantarse y la necesidad de texturas modificadas dificultan la participación en comidas familiares y sociales. ?Muchos pacientes dejan de disfrutar de algo tan cotidiano como comer. Esto afecta a su bienestar emocional y a su integración social. El tratamiento no solo es clínico, también humano?, ha señalado la especialista. 

La gravedad de sus consecuencias hace necesario establecer medidas terapéuticas que permitan evitar sus complicaciones. El tratamiento puede ser compensatorio, rehabilitador o una combinación, de ambos, e incluye: adaptación de texturas y viscosidades (evitando alimentos con grumos, pegajosos, duros o con líquido en su interior), posturas seguras durante la ingesta, higiene oral estricta, espesantes y aguas gelificadas para garantizar la hidratación, menaje adaptado, supervisión del cuidador y ejercicios de deglución y rehabilitación muscular.

Además, cuando la alimentación por vía oral no es segura o existe desnutrición y/o sarcopenia, es necesaria una intervención nutricional especializada. ?La disfagia sarcopénica se debe a la sarcopenia, es decir, a la pérdida progresiva de masa y fuerza muscular de los músculos de todo el cuerpo y de la deglución. Es un factor de riesgo importante para desarrollar desnutrición, ya que condiciona una ingesta oral reducida?, ha incidido Emilia Cancer.

El papel del endocrinólogo

El tratamiento de la disfagia requiere una intervención integral que combine evaluación clínica, adaptación de dieta, rehabilitación y soporte nutricional. Así lo asegura la Dra. Emilia Cancer, quien ha comentado que ?el abordaje de la disfagia está estrechamente ligado a la prevención de sus graves consecuencias, sin olvidar la importancia del acompañamiento y búsqueda de la mejora de la calidad de vida del paciente?. Para ello, resulta imprescindible una estrategia multidisciplinar que incluya la colaboración de endocrinólogos, otorrinolaringólogos, rehabilitadores, logopedas, geriatras, digestivos, neurólogos y oncólogos.

?El especialista en Endocrinología y Nutrición, con su visión holística del problema, aporta las soluciones más integradoras, multi e interdisciplinares, que permitirán mejorar la seguridad del paciente y su calidad de vida. De hecho, desde la SEEN nos estamos implicando en ello fuertemente, desarrollando diferentes herramientas de formación para cuidadores, pacientes y profesionales con el objetivo de apoyar la atención de los pacientes con disfagia, como el Aula Virtual SEEN?, ha indicado la especialista.

Así, el estudio RECALSEEN (Recursos y Calidad en Endocrinología y Nutrición) realizado por la sociedad, en el que se analiza la situación de los Servicios de Endocrinología y Nutrición a nivel nacional, destaca en su última encuesta la presencia y participación de los endocrinólogos en comisiones clínicas de disfagia hasta en el 40,5% de los centros hospitalarios y también la existencia de consultas monográficas de disfagia orofaríngea en el 38,8% de los servicios de endocrinología de los centros hospitalarios de España.

Por su parte, uno de los avances más importantes en los últimos años para el abordaje de la disfagia ha sido la creación de la ?International Dysphagia Diet Standardisation Initiative? (IDDSI por sus siglas en inglés), que ha permitido definir globalmente las texturas de alimentos y viscosidades de líquidos para mejorar la seguridad. También han surgido nuevas propuestas como la gastronomía molecular aplicada a la disfagia dentro de la restauración adaptada e innovaciones en rehabilitación neuromoduladora con resultados prometedores.

?El mayor reto ahora es la implementación real en hospitales, residencias y hogares, así como aumentar formación a cuidadores y profesionales. Se debe establecer un plan de atención nutricional individualizado, cribado temprano, disponer de algoritmos de actuación y llevar a cabo un abordaje multidisciplinar para frenar complicaciones graves?, ha concluido la doctora.

La Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) ha expresado su preocupación tras conocer que el Ministerio de Sanidad y la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) y el Sindicato Médico Andaluz (SMA) no han conseguido llegar a un acuerdo sobre el Estatuto Marco, a pesar de lo avanzado el lunes con el preacuerdo alcanzado con otros representantes profesionales como SATSE-FSES, FSS-CCOO, UGT, CSIF y CIG-Saúde.

La POP ha subrayado que cualquier escalada de la confrontación ?o nuevas jornadas de paro? vuelve a situar a los pacientes, especialmente a los crónicos y más frágiles, en el centro del impacto con citas aplazadas, pruebas retrasadas y cirugías reprogramadas, así como un incremento de la lista de espera y la pérdida de oportunidad de llegar a un diagnóstico a tiempo. 

?El conflicto está afectando directamente a la salud de la población. Los pacientes crónicos no pueden esperar?, ya advirtió la presidenta de la POP, Carina Escobar, durante las jornadas de huelga pasadas.

?Hoy insistimos: pedimos responsabilidad de todas las partes para llegar acuerdos, que vuelvan al diálogo de inmediato y sostengan la negociación sin ultimátum. Cada ruptura de la mesa se traduce en más incertidumbre, más demoras y más sufrimiento para quienes su vida depende de la cita con su médico, pues la huelga de médicos impacta en las listas de espera que ya sufrimos?.

?Necesitamos que nuestros médicos consigan mejorar sus condiciones laborales, pero llegados a este punto de ruido y de confrontación queremos trasparencia sobre si este nuevo Estatuto Marco mejora o no sus condiciones, que competencias son del EM y del Ministerio de Sanidad y cuáles de las CCAA?, ha recalcado Escobar.

Por ello, la POP ha reclamado medidas urgentes y coordinadas a las comunidades autónomas para proteger la continuidad asistencial de los pacientes con mayor fragilidad (seguimientos inaplazables, tratamientos no demorarles y procesos diagnósticos sensibles), además de información clara y homogénea a la ciudadanía sobre reprogramaciones y circuitos alternativos, y planes de recuperación de actividad que eviten que las demoras se cronifiquen.  

Tener más grasas ‘buenas’ que ‘malas’ en la sangre, procedentes de una alimentación saludable, se asocia con un menor riesgo de sufrir un ictus isquémico, el tipo de accidente cerebrovascular más frecuente. Es la principal conclusión de un estudio liderado por investigadores del Instituto de Investigación del Hospital del Mar y del Institut Català d?Oncologia-ICO l?Hospitalet, que ha desarrollado un nuevo índice capaz de medir, a partir de una simple analítica, la calidad global de las grasas que comemos.

La herramienta, cuyos resultados publica la revista European Stroke Journal, permite ir más allá de los cuestionarios dietéticos clásicos, basados en lo que cada persona recuerda y declara haber comido. En lugar de ello, analiza directamente la huella que la alimentación deja en la sangre: la concentración de distintos ácidos grasos.

?Durante muchos años hemos tenido que fiarnos de los datos que los participantes nos cuentan, que pueden estar sujetos a error. Ahora combinamos varios ácidos grasos para captar el conjunto de la dieta?, explica la investigadora Iolanda Lázaro, del Grupo de Investigación en Riesgo Cardiovascular y Nutrición del Hospital del Mar Research Institute y del CiberOBN, y una de las responsables del estudio.

Nueve tipos de grasas para ?fotografiar? la dieta

El índice se construye a partir de nueve tipos de grasas presentes en la sangre y relacionadas con la alimentación. Seis de ellas proceden de una dieta saludable, rica en frutos secos, aceites de semillas, pescado azul y determinados lácteos. Las otras tres se vinculan a patrones de consumo menos saludables, donde abundan los alimentos ultraprocesados, los azúcares y el alcohol, que aportan un exceso de energía y no ejercen efectos positivos sobre el organismo.

A partir de estos marcadores, el equipo ha diseñado un índice que resume, en una sola puntuación, si el perfil de grasas de la persona se parece más a una dieta cardiosaludable o a un patrón de alto riesgo. El siguiente paso fue comprobar si esa puntuación se relacionaba con la probabilidad de sufrir un ictus isquémico.

Para ello utilizaron datos de la cohorte EPIC (European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition), centrada en estudiar cómo la alimentación influye en el desarrollo de enfermedades crónicas. De tres de sus sedes españolas ?Granada, Navarra y Murcia? seleccionaron a 438 personas que habían sufrido un ictus isquémico a lo largo del seguimiento y las compararon con otras 438 de características similares que no lo habían padecido.

Un 14% menos de riesgo

El resultado fue claro: quienes presentaban una puntuación más alta en el índice ?indicativa de una mayor presencia de grasas ?positivas? y menor de ?negativas?? tenían un 14% menos de riesgo de sufrir un ictus isquémico. Dicho de otro modo, no sólo importa la cantidad de grasa que se ingiere, sino, sobre todo, su calidad y el equilibrio entre distintos tipos de ácidos grasos.

Para comprobar que la herramienta también funciona en otras poblaciones, los investigadores la testaron en una segunda cohorte muy conocida en epidemiología cardiovascular: la Framingham Offspring Study, en Estados Unidos. Entre más de 2.800 participantes, identificaron 121 casos de ictus y analizaron sus perfiles de ácidos grasos. De nuevo, las personas con mejores puntuaciones en el índice presentaban menor riesgo de ictus, en este caso un 17% inferior.

?La conclusión es sencilla: a menos presencia en sangre de grasas negativas y más de positivas, procedentes de una dieta equilibrada, se reduce el riesgo de ictus isquémico?, resume Lázaro. Y añade: ?Con un análisis de sangre podemos determinar si realmente se come bien, al menos en lo que respecta a algunos aspectos de la dieta?.

Del laboratorio a la consulta

Uno de los atractivos de este índice es su potencial traslación a la práctica clínica. La determinación de estos ácidos grasos puede realizarse a partir de una simple gota de sangre, lo que abre la puerta a incorporarlo como complemento a otras analíticas en personas con alto riesgo vascular o con antecedentes de ictus.

Otro de los responsables del estudio, el investigador Aleix Sala Vila, también del Hospital del Mar Research Institute y del CiberOBN, apunta que podría convertirse en una herramienta útil para ?ver el estado en un momento determinado y qué cosas se pueden modificar para reducir el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular y, en concreto, un ictus isquémico?. Es decir, no se trataría sólo de medir, sino de usar esa información para acompañar cambios de estilo de vida: mejorar la calidad de las grasas de la dieta, ajustar otros factores de riesgo y monitorizar su impacto real en el organismo.

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