Unidos por la salud

Pertenece y transforma la comunidad de pacientes

El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha acogido en Madrid la reunión de lanzamiento del proyecto europeo CAPRICORD, una iniciativa dirigida a mejorar el acceso a medicamentos y tecnologías sanitarias, especialmente en casos de alta incertidumbre clínica o que afectan a poblaciones con enfermedades poco frecuentes, como ocurre con los medicamentos huérfanos.

El objetivo de CAPRICORD es favorecer una toma de decisiones más ágil y basada en evidencia para el reembolso y la financiación de medicamentos, mediante la colaboración entre autoridades nacionales competentes, expertos clínicos y representantes de los pacientes. Además, se busca reforzar las buenas prácticas y la transparencia en los procesos de evaluación, en un contexto donde la incertidumbre clínica, el coste y el acceso equitativo son retos crecientes para los sistemas sanitarios europeos.

Coordinado por el Instituto Nacional de Aseguramiento en Salud (NEAK) de Hungría y financiado por la Comisión Europea con dos millones de euros para los próximos tres años, el consorcio está integrado por 13 instituciones de 9 países miembros. En representación de España, participan el Ministerio de Sanidad y el ISCIII, a través de su Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (AETS), que liderará dos de los paquetes de trabajo del proyecto: uno dedicado a los sistemas de fijación de precios y otro a la difusión de resultados.

La jornada contó con la participación de responsables de los organismos implicados, entre ellos Carlos Martín, director de la AETS-ISCIII, quien destacó que este proyecto ?favorecerá el diálogo y el intercambio de ideas innovadoras entre los organismos pagadores de los Estados miembros y expertos en acceso a medicamentos, junto con los agentes externos involucrados en el proceso, para facilitar el acceso ágil de los pacientes a las tecnologías sanitarias?.

La arquitectura hospitalaria está viviendo una transformación profunda. Hace años, los hospitales se concebían como infraestructuras altamente funcionales, diseñadas ante todo para garantizar procesos clínicos seguros. Hoy, sin renunciar a esa eficiencia imprescindible, el sector comprende que un hospital también debe ser un espacio que acompañe emocionalmente, reduzca la ansiedad y favorezca el bienestar de quienes lo habitan en momentos delicados de su vida. Esta evolución no es un cambio superficial. Responde a la creciente evidencia de que el entorno influye de manera directa en la experiencia de pacientes, familiares y profesionales sanitarios. Son los hospitales del futuro.

El debate actual se centra en cómo diseñar hospitales que sigan funcionando con precisión, pero que además ayuden a generar tranquilidad, claridad y un sentido de acogida. Esta reflexión está llevando a revisar elementos como la luz natural, la orientación, la relación entre áreas públicas y técnicas, el sonido, la ventilación o la manera en que una persona se orienta al llegar a un edificio sanitario. Todo ello forma parte de un enfoque que entiende el hospital como un ecosistema donde cada decisión arquitectónica tiene un impacto emocional.

Humanizar el hospital

La mirada humanizada se está consolidando en el sector. Humanizar un hospital implica mucho más que suavizar estéticas o introducir vegetación. La ?buena arquitectura? siempre ha sido ?humana?. Significa estudiar cómo se mueve un paciente desde el momento en que cruza la puerta, cómo vive un familiar la espera o cómo repercute la organización espacial en la carga emocional del personal sanitario. También exige pensar en la privacidad, en la claridad de los recorridos, en la calidad del descanso y en la importancia de que el edificio transmita seguridad sin generar frialdad.

Al mismo tiempo, el sector se enfrenta a retos significativos. La demanda asistencial crece, las tecnologías se renuevan a gran velocidad y los recursos deben optimizarse. Esto obliga a diseñar hospitales flexibles, capaces de adaptarse a necesidades futuras sin perder funcionalidad. La modularidad, la eficiencia energética, la digitalización, la integración de equipamiento avanzado, la IA, y la facilidad de mantenimiento forman parte de una conversación cada vez más técnica, pero siempre conectada con un objetivo esencial. Crear espacios saludables donde sea posible trabajar mejor y cuidar mejor.

Una fórmula cada vez más extendida

Desde la práctica profesional, observo que esta responsabilidad está cada vez más asumida por quienes diseñan y construyen hospitales. La innovación, el rigor técnico, la sensibilidad hacia el usuario y la visión a largo plazo son ya elementos esenciales del diseño contemporáneo. La aspiración es común, generar espacios luminosos, accesibles y comprensibles, capaces de reducir el estrés y aportar calma a quienes pasan por ellos.

Creo firmemente que el futuro de la arquitectura hospitalaria pasa por mantener esta mirada amplia. Un hospital no debería ser solo una infraestructura eficiente. Debe ser un lugar donde la arquitectura contribuya a acompañar, aliviar y, en cierta forma, sanar. Esa es la dirección hacia la que el sector avanza y que debemos seguir impulsando desde la profesión.

Autor:

Pablo Juliá, gerente de la División de Construcciones en Eductrade

Las mujeres son mucho más propensas que los hombres a sufrir el síndrome del intestino irritable (SII), una afección crónica que causa dolor abdominal, hinchazón y malestar digestivo. Y, ahora, científicos de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) en Estados Unidos han descubierto por qué.

El estrógeno, según informan los investigadores en ‘Science’, activa vías previamente desconocidas en el colon que pueden provocar dolor y aumentar la sensibilidad intestinal de las hembras a ciertos alimentos y sus productos de degradación. Cuando se administró estrógeno a ratones machos para imitar los niveles observados en las hembras, su sensibilidad al dolor intestinal aumentó hasta igualarse a la de las hembras.

Los hallazgos no sólo explican el predominio femenino en los trastornos de dolor intestinal, sino que también apuntan a posibles nuevas formas de tratar estas afecciones. «En lugar de simplemente decir que las mujeres jóvenes padecen SII, buscamos una explicación científica rigurosa», expone la doctora Holly Ingraham, profesora Herzstein de Farmacología Molecular y Celular en la UCSF y coautora principal del estudio. «Hemos respondido a esa pregunta y, en el proceso, hemos identificado nuevos objetivos farmacológicos potenciales».

Síntomas que fluctúan

La investigación también sugiere por qué las dietas bajas en FODMAP, es decir, que restringen carbohidratos fermentables (FODMAPs) como cebollas, ajo, miel, trigo o frijoles, ayudan a algunos pacientes con SII y por qué los síntomas intestinales de las mujeres a menudo fluctúan con sus ciclos menstruales.

«Sabíamos que el intestino posee un sofisticado sistema de detección del dolor, pero este estudio revela cómo las hormonas pueden aumentar esa sensibilidad al interactuar con este sistema a través de una interesante y potente conexión celular», apunta el coautor principal, el doctor David Julius, catedrático de Fisiología. Julius ganó el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2021 por su trabajo sobre la sensación de dolor.

Averiguar por qué

Investigaciones anteriores habían insinuado que el estrógeno era el culpable de las tasas más altas de SII en las mujeres, pero no por qué. Para comprender cómo podría estar involucrado el estrógeno, los equipos de Ingraham y Julius primero necesitaban ver exactamente dónde estaba actuando la hormona en el intestino «Cuando comencé este proyecto, desconocíamos dónde y cómo se establece la señalización de estrógeno en el intestino femenino», explica Archana Venkataraman, doctora, investigadora postdoctoral en el laboratorio de Ingraham y coautora principal de la investigación. «Por lo tanto, nuestro primer paso fue visualizar el receptor de estrógeno a lo largo del intestino femenino».

El equipo esperaba encontrar receptores de estrógeno en las células enterocromafines (CE), que ya se sabía que enviaban señales de dolor desde el intestino hasta la médula espinal. Sin embargo, se encontraron con una sorpresa: los receptores de estrógeno se concentraban en la parte inferior del colon y en un tipo celular diferente, las células L.

Los científicos descifraron una compleja reacción en cadena que ocurre cuando el estrógeno se une a las células L. Primero, el estrógeno provoca que las células L liberen una hormona llamada PYY (péptido YY). El PYY actúa entonces sobre las CE vecinas, incitándolas a liberar el neurotransmisor serotonina, que activa las fibras nerviosas sensibles al dolor. En ratones hembra, la extirpación de los ovarios o el bloqueo del estrógeno, la serotonina o el PYY redujeron drásticamente el dolor abdominal intenso observado en las hembras.

Una función nueva para el PYY

Durante décadas, los científicos creyeron que el PYY suprimía principalmente el apetito; las compañías farmacéuticas incluso intentaron desarrollarlo como medicamento para bajar de peso. Sin embargo, esos ensayos clínicos fracasaron debido a un preocupante efecto secundario que nunca se explicó por completo: los participantes experimentaron graves molestias intestinales.

Los nuevos hallazgos concuerdan con esta observación y sugieren una función completamente nueva para el PYY. «Anteriormente, el PYY nunca se había descrito directamente como una señal de dolor», aclara el coautor principal, el doctor Eric Figueroa, investigador posdoctoral en el laboratorio de Julius. «Establecer este nuevo papel del PYY en el dolor intestinal replantea nuestra perspectiva sobre esta hormona y sus efectos locales en el colon».

El aumento de PYY no fue la única respuesta de las células L al estrógeno. Los niveles de otra molécula, llamada Olfr78, también aumentaron en respuesta a la hormona. Olfr78 detecta ácidos grasos de cadena corta, metabolitos producidos cuando las bacterias intestinales digieren ciertos alimentos. Con más receptores Olfr78, las células L se vuelven hipersensibles a estos ácidos grasos y se activan con mayor facilidad, liberando más PYY.

Esta observación podría explicar por qué las dietas bajas en FODMAP ayudan a algunos pacientes con SII. Los FODMAP (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables) son carbohidratos que las bacterias intestinales fermentan en los mismos ácidos grasos detectados por Olfr78. Al consumir menos FODMAP, los pacientes podrían estar previniendo la activación de Olfr78 y, a su vez, impidiendo que las células L produzcan más PYY, la señal de dolor.

Si bien los hombres tienen esta misma vía celular, sus niveles más bajos de estrógeno la mantienen relativamente inactiva. Sin embargo, esta vía podría afectar a los hombres que toman medicamentos bloqueadores de andrógenos, los cuales bloquean los efectos de la testosterona y pueden elevar los niveles de estrógeno en algunos casos, lo que podría provocar efectos secundarios digestivos.

El nuevo trabajo sugiere, además, posibles formas de tratar el SII tanto en mujeres como en hombres.   «Incluso para los pacientes que obtienen buenos resultados con una dieta baja en FODMAP, es casi imposible mantenerla a largo plazo», apuntan los investigadores. «Pero las vías que hemos identificado aquí podrían aprovecharse como nuevas dianas farmacológicas».

Los investigadores ahora están estudiando cómo podrían funcionar estos medicamentos, además de plantearse preguntas sobre qué otras hormonas, como la progesterona, podrían desempeñar un papel en la sensibilidad intestinal y cómo el embarazo, la lactancia y los ciclos menstruales normales afectan la función intestinal.

Eupati-España acaba de lanzar la campaña RECLUT@, una iniciativa para dar visibilidad a la importancia de los ensayos clínicos y responder a la actual problemática que está habiendo en España a la hora del reclutamiento de pacientes. En este sentido, se han elaborado una serie de vídeos testimoniales de pacientes y de la sociedad en general, a través de los cuales se pretende conseguir, entre otros objetivos, acercar a la ciudadanía al ámbito de los ensayos clínicos: qué sabe sobre un ensayo clínico, en qué consiste, cómo poder participar y, sobre todo, si sabe los motivos de por qué participar.

Además de aumentar el nivel de reclutamiento en los ensayos clínicos que se inicien en España, desde EUPATI ? España se pretende acercar la investigación a la sociedad en general y eliminar los falsos mitos existentes en torno a los ensayos clínicos mediante un lenguaje cercano al público en general.

  • Te interesa:

«Es cierto que España se ha convertido en líder europeo en la realización de ensayos clínicos; de hecho, cuenta con más de 930 estudios de investigación de nuevos medicamentos aprobados en 2024 por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Y de todos ellos, más del 80% han sido promovidos por la industria farmacéutica», indican desde Eupati-España.