Pócimas milagrosas, brebajes, cremas y ungüentos, tratamientos que prometen alargar nuestro aspecto juvenil… En una sociedad cada vez más obsesionada por la imagen, y con la esperanza de vida en aumento, en cuanto entramos en internet se nos presentan múltiples posibilidades para borrar las señales del envejecimiento. Sin embargo, son productos y propuestas que carecen casi siempre de respaldo científico.

Pero sí que hay un verdadero “secreto” para alcanzar la eterna juventud, que es la actividad física. Está al alcance de cualquier persona, con unos “trucos” básicos: para envejecer de forma saludable tenemos que mantenernos tan activos como las circunstancias lo permitan, cuidar nuestra alimentación, seguir realizando las labores que valoramos y conservar nuestras relaciones sociales, ya que los entornos favorables que promueven el bienestar físico y mental son esenciales.

Además, si somos capaces de llevar un estilo de vida saludable a lo largo de los años estaremos ayudando a reducir el riesgo de muchas enfermedades crónicas. Hasta 35, según algunas estimaciones, además de caídas y sus lesiones relacionadas, deterioro cognitivo, situaciones como la fragilidad y algunos tipos de cáncer. Sin olvidar que la actividad física también mejora la salud general y favorece una mayor calidad del sueño.

De hecho, la fragilidad no es una parte inevitable del envejecimiento. Las personas más activas tienen hasta un 41% menos de probabilidades de padecer fragilidad. Por el contrario, las personas que no realizan suficiente ejercicio presentan un riesgo de mortalidad de un 20% a un 30% superior al de quienes son suficientemente activos, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Constancia

Pero el “truco”, en realidad, tiene truco, y es que exige constancia. Si queremos lograr un envejecimiento saludable tenemos que empezar a trabajarlo desde la infancia y la juventud, practicando deporte y ejercicio regular, y manteniéndonos físicamente activos en la mediana edad, ya que es crucial para la salud a largo plazo. No sólo se trata de vivir más, sino de vivir mejor.

Aquí no existe un ejercicio “ideal” o “perfecto”. El mejor es el que más nos guste, porque eso favorecerá que nos “enganchemos”. En cambio, si nos empeñamos en practicar natación, por ejemplo, pero tenemos fobia al agua, no vamos a durar apenas.

Por otro lado, todavía hay quien piensa que una persona mayor no debe realizar actividad física; sobre todo, si se trata de ejercicios de fuerza. Pues nada más lejos de la realidad. La evidencia científica ha demostrado que los mayores responden de forma similar a los jóvenes al ejercicio y al entrenamiento de fuerza; y que fortalecer los músculos mejora el equilibrio y ayuda a reducir el riesgo de caídas, por citar dos aspectos importantes.

Nunca es tarde

O sea, que nunca es tarde para empezar a practicar actividad física, y hacer algo de ejercicio es mejor que nada.

En este sentido, las personas que han llevado una vida más sedentaria deben empezar de manera suave e ir aumentado la cantidad de ejercicio de manera gradual, ajustando el esfuerzo en función de su forma física.

Además, la actividad debe ser pautada de manera individual por el fisioterapeuta siempre que haya patologías, en función de las condiciones de cada persona (antecedentes, medicación, etc.).

El sofá, nuestro gran enemigo

En la otra cara de la moneda está el sedentarismo, un enemigo a vencer. Pasar mucho tiempo sentado resulta perjudicial para la salud y tenemos que movernos con regularidad.

Para lograrlo, sólo tenemos que transformar situaciones cotidianas: levantarnos y movernos durante las pausas de los anuncios de televisión, ponernos de pie o caminar cuando hablemos por teléfono, utilizar las escaleras en la medida de lo posible; practicar aficiones activas, como la jardinería; participar en actividades comunitarias (clases de baile, grupos de senderismo, etc.) o realizar la mayoría de las tareas domésticas.

No tenemos excusa. El secreto de la eterna juventud está en nuestras manos.

Autora:

Olga Cures
Tesorera del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid