En España, más de un millón de personas con discapacidad viven solas, según los últimos datos revelados por la Encuesta sobre Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia (EDAD Hogares 2020). Pero detrás de esa cifra hay mucho más que estadísticas: hay historias de aislamiento, noches en vela y un vacío que no siempre se ve. A la soledad no deseada se suman otros factores silenciosos —el insomnio y la dependencia digital— que deterioran poco a poco el bienestar emocional. Según la Sociedad Española de Neurología, un tercio de la población sufre trastornos del sueño, y la adicción a las pantallas se ha convertido en un nuevo tipo de desconexión: la que nos aleja de nosotros mismos y de los demás.
Estos tres desafíos fueron el eje central de la jornada online ¡Convive con la Esperanza!, organizada por la Asociación Convives con Espasticidad, un espacio en el que se entrelazaron la ciencia, la emoción y la experiencia vital, donde ocho expertos y protagonistas —seis de ellos con discapacidad— compartieron su historia con un mensaje claro: la esperanza no es una idea abstracta, sino una actitud que se entrena cada día.
Escuchar esas voces fue recordar que la discapacidad no nos define; lo que marca nuestra vida es la forma en la que nos aceptamos a nosotros mismos, con nuestras limitaciones y nuestras capacidades. Alberto Torres, embajador de la Fundación que lleva mi nombre, contaba que de niño soñaba con ser futbolista, hasta que comprendió que su discapacidad se lo impediría. Pero “hoy soy entrenador”, dijo con una serenidad que conmovió a todos. En esa frase se condensaba una lección profunda: los sueños cambian de forma, pero no de sentido.
«La esperanza no se impone: se cultiva con cada decisión, con cada gesto de cuidado, con cada paso que damos incluso cuando cuesta avanzar»
Claudia Tecglen, presidenta de Convives con Espasticidad
Protagonistas
También Rocío Molpeceres, embajadora de la Fundación Claudia Tecglen, trabajadora social y activista, relató cómo terminar su carrera universitaria le permitió creer en sí misma. Su testimonio fue el reflejo de algo que me gusta repetir: las personas con discapacidad no somos víctimas, somos protagonistas. Cuando la sociedad nos ofrece oportunidades reales, respondemos con talento, esfuerzo y una enorme capacidad de superación.
Durante la jornada, los expertos recordaron que la salud emocional no se construye desde la ausencia de dificultades, sino desde la manera en que aprendemos a gestionarlas. El Dr. Darío Fernández, médico de familia y psicólogo, compartió un consejo tan simple como poderoso: “El único pensamiento que hay que tener en la cama es recordar el mejor momento del día e imaginar el mejor que viviremos mañana”. Una invitación a transformar el descanso en un acto de gratitud y esperanza.
El psiquiatra Enric Armengou, especializado en prevención del suicidio, insistió en la necesidad de aceptarse, establecer vínculos reales y mantener proyectos vitales: “Esa actitud cambia nuestro cuerpo y lo predispone para vivir mejor”. Sus palabras me recordaron que la esperanza no se impone: se cultiva con cada decisión, con cada gesto de cuidado, con cada paso que damos incluso cuando cuesta avanzar.
Formación
Pero la esperanza también se entrena, y por eso nació la Escuela Online de Afrontamiento Activo de la Discapacidad, que desde 2019 ha acompañado a más de 11.000 personas con discapacidad y a sus familias. Durante ¡Convive con la Esperanza! presentamos la ampliación de su módulo Ilusiónate de nuevo con tu vida, creada a petición de los propios usuarios. Porque cuando una comunidad pide más herramientas para crecer, lo que está pidiendo en realidad es seguir creyendo en el futuro.
El sociólogo Luis Bascones aportó una reflexión que me parece crucial: “la mente es más cruel que la realidad”. Recordó que el dolor crónico, la soledad no deseada y los estereotipos son factores de riesgo de suicidio en las personas con discapacidad, y subrayó la importancia de aprender a “parar los pensamientos cuando la noche se vuelve enemiga”.
Esa fue la gran enseñanza de la jornada: cuando las personas con discapacidad somos escuchadas, toda la sociedad se enriquece. Fue una jornada de co-aprendizaje, reivindicación, red de apoyo e ilusión, donde todos compartimos alguna circunstancia adversa, pero también grandes alegrías, como la de David Aguarón, que comunicó que iba a ser padre, algo que jamás pensó que fuera posible. Como dijo el Dr. Enric Armengou: “Tener esperanza es ponerse en búsqueda de algo mejor.” Con este llamamiento, invito a todos los lectores a que se sumen a esta búsqueda y que nos brinden oportunidades.
Por Claudia Tecglen, presidenta de Convives con Espasticidad y de la Fundación homónima
