En los últimos años, la inquietud social y científica por la proliferación de residuos plásticos ha crecido exponencialmente. Se sabe que los microplásticos y nanoplásticos, fragmentos diminutos que van de 1 micra a 5 milímetros, se encuentran ya en el aire, el agua, los alimentos y productos de higiene personal, y han sido detectados en órganos como el cerebro, la placenta, los pulmones, el hígado, los testículos e incluso en la leche materna. Sin embargo, sus efectos sobre la salud humana, y en particular sobre la fertilidad, apenas están empezando a conocerse. Ahora, esta preocupación da un nuevo paso tras un hallazgo inédito.
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Un equipo multidisciplinar de investigadores de la Universidad de Murcia y del centro de fertilidad Next Fertility Murcia ha documentado por primera vez la presencia de microplásticos (MPs) en el líquido folicular y el líquido seminal humanos, dos fluidos clave en la reproducción. Este descubrimiento abre un nuevo frente en el debate sobre los efectos de la contaminación ambiental en la salud reproductiva y subraya la necesidad urgente de intensificar la investigación en este campo.
Desarrollo del estudio
Este estudio pionero, que comenzó en mayo de 2024, ha sido liderado por Emilio Gómez Sánchez, de Next Fertility Murcia y la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia; y por la profesora Pilar Viñas, catedrática de Química Analítica en la misma universidad. En él han colaborado también especialistas en química analítica y ciencias sociosanitarias, con el objetivo de investigar si los microplásticos también habían alcanzado los fluidos reproductivos humanos.
Para ello, el equipo analizó 29 muestras de líquido folicular ?el fluido que rodea al óvulo durante su desarrollo en el folículo ovárico? de mujeres sometidas a tratamientos de fertilidad, y 22 muestras de líquido seminal. Las muestras fueron cuidadosamente conservadas en recipientes de vidrio para evitar la contaminación externa por plástico y analizadas mediante pirólisis acoplada a cromatografía de gases y espectrometría de masas (Py-GC-MS), una técnica altamente sensible y específica para identificar polímeros plásticos.
Además de los análisis de laboratorio, los participantes completaron un cuestionario exhaustivo sobre hábitos de vida, dieta, uso de plásticos y exposición ambiental, lo que permitió contextualizar mejor los resultados y plantear hipótesis sobre posibles vías de entrada de los microplásticos en el organismo.
Resultados contundentes
Los resultados fueron contundentes: se identificaron diversos tipos de microplásticos en la mayoría de las muestras. En el caso del líquido folicular, el 69% de las muestras presentaban presencia de MPs, mientras que en el líquido seminal el porcentaje fue del 55%. Los polímeros más frecuentemente detectados fueron el politetrafluoroetileno (PTFE, conocido comercialmente como teflón, presente en el 31% de las muestras), el polipropileno (PP, 28%), el tereftalato de polietileno (PET, 17%), la poliamida (PA, 14%), el polietileno (PE, 10%), el poliuretano (PU, 10%) y el poliestireno (PS, 7%) en el caso del líquido folicular. En el líquido seminal se encontraron sobre todo PTFE, PS (14%), PET (9%), PA (5%) y PU (5%).
?Nos sorprendió la frecuencia con la que aparecían estos fragmentos plásticos. Sabíamos que era posible encontrarlos, pero no que fueran tan comunes?, explican los investigadores. Este hallazgo refuerza la hipótesis de que la exposición diaria a microplásticos no solo está ocurriendo, sino que se está acumulando en tejidos profundamente sensibles, como los asociados al aparato reproductor. La profesora Pilar Viñas, coautora del estudio, subraya la necesidad de empezar a considerar los microplásticos como un factor de riesgo emergente para la salud humana. ?Los microplásticos no están solo en el mar o en el aire que respiramos; están dentro de nosotros. Es hora de tomarlos en serio desde una perspectiva de salud pública?, señala.
Continuar investigando
El estudio se enmarca en un contexto demográfico preocupante. En 2023, la Unión Europea registró una caída del 5,4% en los nacimientos, el mayor descenso desde 1961. En España, aunque en 2024 se experimentó un ligero repunte del 0,4%, la cifra de nacimientos sigue siendo un 24,7% inferior a la registrada en 2014. Estos datos preocupan a los expertos, que ya venían señalando múltiples factores como el retraso en la edad de maternidad, la precariedad económica y, ahora, la posible contribución de contaminantes ambientales como los microplásticos.
Aún no se puede determinar con certeza el impacto directo que tienen estos fragmentos plásticos en la fertilidad humana, pero algunos estudios en animales y líneas celulares han señalado posibles efectos tóxicos, inflamatorios y disruptores endocrinos, que podrían interferir con la maduración de los óvulos, la movilidad de los espermatozoides o la implantación del embrión.
Los autores del estudio piden más financiación y apoyo institucional para continuar investigando esta vía, así como políticas públicas que fomenten la reducción del uso de plásticos de un solo uso y la promoción de alternativas sostenibles. Asimismo, instan a los profesionales sanitarios a incluir la dimensión ambiental como una variable más en el abordaje de la infertilidad.