La acción de conducir un vehículo o de manejar cualquier máquina compleja, con independencia de los riesgos que ello implique, requiere un proceso continuo de integración de las áreas sensoriales, cognitiva y motora cerebrales, amén de unas condiciones físicas tanto más exigentes cuanto mayor sea la responsabilidad que ello implique. Muchas de estas capacidades son susceptibles de verse afectadas de forma temporal o permanente por una amplia diversidad de factores: fisiológicos, patológicos, farmacológicos, etc.

Así, deben evitarse mientras se conduce aquellos factores que puedan desencadenar o empeorar la cefalea y a su vez ocasionar despistes, como las discusiones con compañeros de viaje, la radio en un volumen muy alto, los destellos luminosos, la insolación, etc.

Los conductores de vehículos o maquinarias deben procurar adoptar una postura confortable en el vehículo para evitar posturas forzadas, movimientos repetitivos y sobreesfuerzos musculares de la columna vertebral que podrían desencadenar o potenciar la cefalea.