En España, los accidentes son la principal causa de muerte en la infancia, y muchos de ellos son evitables. Atragantamientos, ahogamientos y golpes de calor se intensifican en verano cuando aumentan las temperaturas, las actividades al aire libre y el contacto con piscinas y playas. Ante esta realidad, la Asociación Española de Pediatría (AEP) lanza esta guía breve con recomendaciones clave y algoritmos prácticos para ayudar a prevenir siniestros y salvar vidas.
Los ahogamientos representan en España la segunda causa de fallecimiento accidental en menores de 14 años. En 2024, se registraron 471 muertes por ahogamiento en espacios acuáticos en España, lo que representa un incremento del 11,6% respecto a las 422 muertes ocurridas en 2023. Este dato convierte al año 2024 en el segundo peor de la última década en cuanto a ahogamientos, solo superado por 2017, cuando se contabilizaron 481 fallecimientos por esta causa.

Conviene recordar que, además, se considera que por cada muerte de ahogamiento puede haber de uno a cuatro ahogamientos no mortales que requieren hospitalización y pueden dejar secuelas con distintos grados de daño neurológico.
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Pero los más pequeños no son los únicos que se ahogan. Se registran dos picos de incidencia de ahogamientos, el de los niños por debajo de 4 años y el de los adolescentes, normalmente varones (duplicando el índice de mortalidad de las niñas). Los incidentes de los primeros suelen producirse en agua dulce, especialmente en piscinas particulares, mientras que los segundos tienden a sufrir este tipo de accidentes en el mar, canales, ríos y lagos, asociándose el alcohol y las drogas como causas desencadenantes. Al estar estos ahogamientos relacionados con actividades de ocio se producen principalmente en verano y durante los fines de semana. Por franja horaria, la mayor cifra de ahogamientos se registra entre las 16:00 y 18:00 horas de la tarde.
Verdades sobre los ahogamientos
- El único sistema que previene el ahogamiento infantil son tus brazos
Los niños deben estar siempre supervisados en playas, piscinas, ríos o pantanos, aunque estos lleven puesto algún sistema de flotación como colchonetas hinchables, flotadores con forma de aro, manguitos, etc. Estos dispositivos por sí solos no previenen el ahogamiento, ya que no garantizan que las vías respiratorias queden fuera del agua en todo momento. Su uso como medida preventiva no debe ser nunca exclusivo. Dentro de estos sistemas de flotación, el único que se considera efectivo es el chaleco salvavidas. Aun así, el adulto no debería alejarse del niño más allá de lo que le alcancen los brazos. Incluso aunque haya socorrista, no debemos dejar de vigilar a los menores, pues son responsabilidad de los padres.
- No hay cantidad de agua segura
Es importante conocer que un lactante se puede ahogar incluso en una pequeña profundidad de 2 cm de agua. Por ello, no debemos dejar de supervisar nunca a los más pequeños cuando haya un potencial riesgo, por pequeño que parezca. Se pueden dar ahogamientos en bañeras, cubos de fregona o recipientes similares donde se acumule agua, inodoros, piscinas hinchables, piscinas de chapoteo, estanques, pozos, etc.
- Los cercados incompletos de piscinas y las lonas flojas no protegen
Se recomienda el cercado completo de las piscinas, de modo que no se impida la visualización directa de la misma, pero, siendo lo suficientemente alto como para que un niño no la pueda escalar (mínimo 122 cm desde el suelo). No deberían quedar huecos de más de 10 centímetros en ninguna de sus uniones, ni tampoco hasta el suelo, pues un menor podría colarse por debajo. Debe prestarse atención también al cierre de la puerta, que no tiene que estar accesible para el menor. Asimismo, las lonas que cubren las piscinas deben ser firmes y capaces de soportar un peso de hasta 100 kilos, cubriendo toda la superficie sin dejar espacios libres en los bordes donde un niño podría caer.
- Mejor tirarse de pie
Es mucho más seguro que los niños se tiren al agua de pie que de cabeza, para evitar posibles accidentes en la columna vertebral y la médula espinal. Las normativas de las piscinas prohíben tirarse de cabeza cuando la profundidad no supera los 1?20 metros, pero en otros medios, como en un río, el mar o un pantano, no se puede conocer a ciencia cierta la profundidad y tirarse de este modo podría resultar peligroso.
- Hay que tapar los desagües
Los desagües de las piscinas deben contar con rejillas u otro mecanismo que evite el atrapamiento por succión.
Mitos sobre los ahogamientos
- La bandera roja no afecta a todos los bañistas
En redes sociales se ha popularizado la creencia de que la bandera roja no aplica a los deportistas, ya que muchas de las condiciones que requieren para su actividad, como el oleaje o el viento, suelen coincidir con el izado de esta señal de peligro. Sin embargo, contar con un alto nivel de experiencia en deportes náuticos, practicar surf, nadar en aguas abiertas o realizar cualquier disciplina acuática no exime del cumplimiento de las normas ni garantiza inmunidad frente a posibles incidentes en el agua. De hecho, cuanto mayor es la práctica, mayor es también la exposición y, en consecuencia, el riesgo.
- La persona que se ahoga pide ayuda
Una persona que se está ahogando suele hacerlo en silencio: no grita ni pide ayuda, sino que centra todos sus esfuerzos en intentar mantener la cabeza fuera del agua para poder respirar. El proceso puede durar desde apenas unos segundos hasta pocos minutos, y la víctima puede hundirse y desaparecer de la superficie en aproximadamente 90 segundos. Esta rápida evolución convierte la identificación del ahogamiento en un desafío tanto para los socorristas como para los bañistas, ya que a menudo puede confundirse con juegos o actividades recreativas.
- Ante un ahogamiento hay que lanzarse a socorrer
La respuesta ante un ahogamiento debe ser inmediata: lo primero es alertar a los servicios de emergencia y, si es posible, lanzar o acercar un objeto flotante para que la víctima pueda sostenerse y mantenerse a flote hasta la llegada de ayuda especializada. Es fundamental que los expertos y gestores de riesgos insistan en la importancia de que los testigos no entren al agua para intentar un rescate, ya que esto podría poner en peligro también su vida y generar una segunda emergencia. Además, se recomienda disponer de dispositivos de flotación en espacios públicos, fácilmente accesibles, para que puedan ser utilizados rápidamente en caso de necesidad.
- Hay que colocar la víctima ahogada boca abajo para vaciar el agua de los pulmones
Durante mucho tiempo se ha creído que, para reanimar a una persona ahogada, era necesario vaciar el agua de sus pulmones. Sin embargo, estas maniobras no solo son ineficaces, sino que también provocan una pérdida de tiempo crucial para revertir la hipoxia de la víctima. En la actualidad, la recomendación es clara: si una persona rescatada del agua no respira, debe aplicarse de inmediato el protocolo de reanimación cardiopulmonar (RCP), combinando ventilaciones y compresiones torácicas.
- Tras la comida no hay que bañarse para evitar el corte de la digestión
El llamado «corte de digestión» es, en realidad, un mito muy arraigado y difundido. Tradicionalmente se aconsejaba esperar unas dos horas tras una comida antes de bañarse para evitar este supuesto riesgo. Sin embargo, el término correcto para el fenómeno que preocupa es síncope por hidrocución, un choque térmico que afecta a la circulación sanguínea y puede producirse tanto dentro como fuera del agua. Para prevenirlo, se recomienda aclimatarse de forma gradual al agua, mantenerse bien hidratado, evitar comidas copiosas y la exposición prolongada al calor, así como estar alerta ante cualquier signo de mareo, debilidad o malestar.
Cómo reaccionar ante un ahogamiento
La RCP pediátrica presenta particularidades que debemos conocer: la presión emocional y la posibilidad de complicaciones simultáneas son mayores que en situaciones que afectan exclusivamente a adultos, lo que puede dificultar tanto la gestión de la escena como la coordinación de los recursos disponibles. Para actuar, deberemos seguir las instrucciones del siguiente algoritmo, sin perder tiempo:
