La donación de médula ósea sigue enfrentando un desafío clave: conseguir más donantes jóvenes, preferiblemente menores de 30 años, que son los que ofrecen mayores garantías de éxito en los trasplantes. Así lo explica el doctor Enric Carreras, hematólogo y consultor de la Fundación Josep Carreras-REDMO, en una entrevista para el pódcast Un viaje por la sangre de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH).
Carreras, pionero en el trasplante de células madre para enfermedades de la sangre, subraya que “la edad del donante es ya tan importante como la compatibilidad”, un cambio de paradigma en el que la juventud marca la diferencia: “Si uno tiene un hermano de 60 años 100 % compatible y otro donante no familiar de 20 años también compatible, se elegirá al joven”.
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La médula, un tejido vital
La médula ósea es un tejido esponjoso presente en el interior de la mayoría de los huesos y responsable de fabricar los glóbulos rojos, que transportan oxígeno; los glóbulos blancos, que combaten infecciones; y las plaquetas, que ayudan a la coagulación. Su trasplante es una de las herramientas terapéuticas más efectivas para enfermedades hematológicas graves como la leucemia, la aplasia medular o determinados linfomas.
En la actualidad, el trasplante de médula ósea “clásico” —extraído directamente del hueso— es minoritario. El 80 % de las donaciones se realizan a través de sangre periférica, un procedimiento sencillo: se estimula al donante con inyecciones subcutáneas para que las células madre pasen a la sangre, se extraen mediante aféresis (similar a una donación de sangre) y el resto del plasma se devuelve al cuerpo. La intervención es ambulatoria y prácticamente indolora.

Encontrar un donante compatible requiere analizar el sistema HLA, un conjunto de moléculas únicas en cada persona. “Solo los gemelos idénticos tienen las mismas”, recuerda Carreras. Gracias a los 42 millones de donantes registrados en el mundo, hoy la mayoría de los pacientes que necesitan un trasplante logran encontrar una médula compatible, algo impensable hace 40 años.
España avanza hacia el autoabastecimiento, es decir, que el país pueda cubrir sus propias necesidades de trasplantes. “Ahora el 28 % de las donaciones provienen de donantes españoles y cada vez más aportamos médula a pacientes de otros países”, señala el especialista. La diversidad genética de la población hispana hace que los donantes españoles sean especialmente valiosos para receptores de Latinoamérica o comunidades hispanas en Estados Unidos.
Barreras y mitos
El principal obstáculo para aumentar el número de donantes es lograr una base amplia de personas jóvenes registradas. Aunque España cuenta con más de medio millón de donantes, “no basta con tener muchos, necesitamos que sean de alta calidad: menores de 30 años y, si es posible, sin descendencia, porque los embarazos pueden generar anticuerpos que complican el trasplante”, explica Carreras.
A pesar de los avances, persisten falsos mitos. “La donación no es dolorosa ni peligrosa. El mayor inconveniente puede ser una leve molestia en la zona de punción o unas décimas de fiebre por las inyecciones previas en el caso de sangre periférica. Las complicaciones graves son excepcionales”, aclara.
Cómo hacerse donante
Registrarse es sencillo: basta con acudir a un centro de transfusión para recibir información y dar una muestra de sangre o saliva. En el futuro, se espera que el proceso pueda completarse incluso desde casa mediante kits de autorregistro enviados por correo.
El doctor Carreras insiste en que ser donante de médula ósea es un acto altruista y anónimo: no se dona para una persona concreta, sino para cualquier paciente compatible en cualquier parte del mundo. Y su impacto es enorme: “Hoy, aproximadamente la mitad de las enfermedades malignas de la sangre se curan gracias al trasplante”.
En el Día Europeo del Donante de Médula Ósea, el mensaje es claro: cada nuevo donante joven puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte de un paciente. Registrarse es un gesto sencillo, pero su valor es incalculable.