Durante la XII Jornada Somos Pacientes, expertos en innovación y salud digital coincidieron en el potencial de las terapias digitales para mejorar la atención sanitaria, aunque alertaron sobre las barreras regulatorias, organizativas y culturales que aún dificultan su implantación. El debate, moderado por Santiago García, portavoz del Grupo de Salud Digital del Foro Español de Pacientes (FEP), reunió a Cristina Bescós (EIT Health), Mar Gomis (Hospital de la Santa Creu i Sant Pau) y Jorge Pou (GSK).

Uno de los consensos más sólidos entre los ponentes fue el papel central del paciente. Lejos de ser usuarios pasivos, se les reconoce como beneficiarios principales y, en muchos casos, participantes activos en el diseño y validación de estas soluciones. Desde asociaciones de pacientes hasta quienes defienden sus derechos, su implicación ya es habitual en redes europeas como EIT Health y en centros hospitalarios pioneros como el de Sant Pau.

Jorge Pou subrayó la importancia de que los retos sanitarios se construyan con la voz del paciente: “No se trata sólo de tecnología, sino de resolver problemas reales del sistema. Por eso, en nuestras iniciativas de innovación abierta, las asociaciones de pacientes forman parte de todo el proceso: desde la definición del reto hasta la elección de la solución”.

Herramientas del modelo asistencial

La mesa coincidió en que las terapias digitales deben ser entendidas como herramientas dentro de un modelo asistencial, no como soluciones aisladas. Cristina Bescós advirtió sobre la ingenuidad que a veces muestran tanto startups como grandes tecnológicas al pensar que una innovación puede implantarse sin comprender el entorno clínico ni la regulación: “Muchos desarrollos fracasan por no plantearse desde el inicio preguntas básicas como quién pagará esa solución o cómo se incorporará al sistema”.

En esta línea, Mar Gomis, responsable de Impulso Digital en el Hospital Sant Pau, enfatizó que toda tecnología debe nacer de una necesidad real y estar diseñada para ser implementada. “Validar sin tener en cuenta los procesos asistenciales lleva a que muchas soluciones, pese a demostrar eficacia, no se integren en la práctica clínica”, explicó. Gomis recordó que sin estructuración de datos ni estrategia institucional clara, incluso la mejor tecnología pierde su utilidad.

Validación, evidencia y sostenibilidad

Uno de los puntos más relevantes del debate fue la validación científica de estas herramientas. Gomis alertó de que muchas tecnologías llegan a los hospitales sin haber pasado por estudios rigurosos que aseguren su eficacia y seguridad. “No nos tomaríamos un fármaco sin validar; con la tecnología deberíamos ser igual de exigentes”, sostuvo. Para ello, abogó por profesionalizar los equipos de evaluación e incorporar perfiles transdisciplinares —desde estadísticos hasta juristas— que permitan generar evidencia útil y robusta.

Además, todos los participantes coincidieron en la necesidad de repensar los modelos de evaluación clínica. “Los algoritmos se quedan obsoletos muy rápido”, explicó Gomis. Por ello, defendió ensayos clínicos adaptados al contexto digital y modelos de validación continua, especialmente ante el auge de la inteligencia artificial generativa.

Mesa sobre terapias digitales
Mesa redonda sobre terapias digitales en la XII Jornada Somos Pacientes / Fotos: Luis Camacho

De los pilotos al impacto real

Si bien España destaca por su capacidad para generar proyectos piloto, los expertos lamentaron que estos rara vez se traduzcan en soluciones adoptadas por el sistema sanitario. “Nos falta esa tercera fase: la adopción. Tenemos innovaciones llamando a la puerta, pero no se abre”, señaló Bescós, quien propuso medidas como un registro de necesidades asistenciales, un modelo de financiación específico para estas terapias y un repositorio de casos de éxito que sirva de guía para futuras implementaciones.

El Foro Español de Pacientes, por su parte, remarcó la importancia de que el desarrollo de terapias digitales se realice respetando siempre los derechos de los pacientes y con criterios éticos sólidos. “Creemos que estas herramientas, bien utilizadas, pueden mejorar notablemente la calidad de vida de las personas”, afirmó Santiago García.

A pesar de las barreras actuales, el tono general de la mesa fue optimista. “Estamos en un punto de decisión clave”, resumió Cristina Bescós. “Tenemos la materia prima —los datos y el conocimiento—, pero debemos decidir si queremos ser líderes o simples validadores de lo que hacen otros países”. La clave, concluyeron los expertos, estará en la colaboración, la planificación estratégica y el compromiso institucional para convertir la innovación en impacto real.