Ya sea para una cirugía, un traumatismo por accidente o una enfermedad crónica, la sangre es un recurso vital que salva millones de vidas cada año. Ayuda, por ejemplo, a reemplazar o compensar la sangre perdida debido a una lesión o hemorragia, facilita la oxigenación de los órganos o tejidos durante una intervención quirúrgica, y previene la aparición de hemorragias gracias a las plaquetas. Este procedimiento recibe el nombre de transfusión y consiste en administrar sangre o sus componentes (como glóbulos rojos, plaquetas o plasma) a una persona a través de una vía intravenosa.

Sobre la transfusión y el esencial papel de la donación de sangre pone el foco este episodio del podcast “Un viaje por la sangre”, el programa de podcast divulgativo de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH). La entrevistada es la doctora Cristina Arbona, directora técnica de la Fundación CAT y miembro de la SEHH, quien ofrece respuestas claras y datos poco conocidos sobre cómo funciona la medicina transfusional en España. “Hoy más que nunca necesitamos recordar que la sangre no se fabrica. No hay laboratorio ni tecnología que pueda sustituir lo que solo puede venir de una persona: un donante sano y generoso”, explica la doctora.

La sangre, una necesidad constante

Cada año, en el mundo se necesitan más de 112 millones de unidades de sangre, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, la donación global apenas alcanza los 92 millones, una diferencia preocupante que obliga a actuar en múltiples frentes: la educación, la promoción activa y la fidelización de los donantes.

“El mayor desafío es que la necesidad de sangre no se detiene nunca. Ni en verano, ni cuando llueve, ni cuando hay fiestas patronales. La medicina y las emergencias siguen funcionando, y para eso necesitamos que las personas donen con regularidad”, recuerda la doctora Arbona. Pero ¿quién puede donar? Esta es una de las dudas más habituales cuando hablamos de donación. “Cualquier persona entre 18 y 65 años, que pese más de 50 kilos y esté sana, puede ser donante. De hecho, se puede seguir donando a partir de los 65 años si el estado de salud lo permite”, afirma la experta.

El proceso comienza con una entrevista previa, en la que se evalúa la salud del donante y se descartan situaciones de riesgo temporal o permanente. “No se trata solo de proteger al receptor, también cuidamos al donante. Si, por ejemplo, alguien ha tenido epilepsia o toma una medicación incompatible, le explicamos por qué no puede donar en ese momento”, indica la doctora. Además, hace hincapié en que muchas de las creencias que impiden a la gente acudir a donar son mitos infundados: “Tener tatuajes no impide donar, haber pasado el COVID tampoco. No se pierde peso, ni fuerza, ni energía. Es un acto sencillo, seguro y controlado. En menos de diez minutos has terminado y sabes que has hecho algo enorme”, subraya.

donacion sangre

La logística de la solidaridad

El podcast “Un viaje por la sangre” pone en valor el acto de donar, pero también todo el entramado organizativo que lo hace posible: desde las campañas en colegios e institutos hasta la logística que permite recoger sangre en localidades pequeñas o en zonas rurales.

Uno de los aspectos menos conocidos —y mejor explicados en este episodio— es cómo se gestiona la sangre que se recoge. “Cuando una persona dona, entrega una unidad de sangre total que se fracciona en tres componentes: glóbulos rojos, plaquetas y plasma. Cada parte puede ser usada para un paciente distinto. Por eso decimos que una sola donación puede salvar tres vidas”.

Esta fracción se realiza en los centros de transfusión, que no solo recogen, procesan y almacenan la sangre, sino que también organizan la promoción de la donación. “Tenemos que planificar muy bien dónde ir, cuándo repetir en un lugar, prever cuántos donantes se esperan… Y todo eso puede verse alterado por algo tan simple como que llueva, o que haya una fiesta local”, comenta. Los servicios hospitalarios de transfusión son los encargados de administrar esa sangre a los pacientes, pero el sistema depende por completo de que la sangre llegue a tiempo desde los centros.

¿Y la sangre artificial?

El episodio también responde a una pregunta que muchos se hacen: ¿se puede crear sangre en el laboratorio? Según Arbona, los avances son prometedores, pero aún muy limitados. “Estamos lejos de poder producir cantidades útiles. Hacer solo 20 mililitros requiere muchos recursos y días de trabajo. Una bolsa de sangre real tiene más de 240 mililitros”. Por eso, insiste, “la única fuente real de sangre es el donante. Por eso lo cuidamos, por eso lo necesitamos, por eso apelamos a su compromiso”.

“Un viaje por la sangre” no es solo un podcast informativo. Es también un llamamiento a la acción, una invitación a replantearse si puedes ser donante o animar a alguien a hacerlo. “Donar sangre es regalar tiempo, salud y esperanza. Y eso tiene un valor incalculable”, recuerda la doctora.