El verano es, en principio, época de relax. En consecuencia es un buen momento para combatir esas situaciones en las que de pronto uno de los párpados comienza a temblar. Lo hace de forma totalmente involuntaria. Son pequeños espasmos que por lo general duran menos de un minuto y espontáneamente, como vinieron, cesan. Si ha experimentado esa sensación, que pueden llegar a ser muy molesta, ha sufrido mioquimias o aleteo palpebral, un síntoma benigno en la inmensa mayoría de los casos que los expertos relacionan con el estrés.
«Son contracciones espontáneas involuntarias del músculo orbicular del párpado que se presentan con más frecuencia en la zona inferior del ojo. Estos temblores no son suficientemente fuertes para llegar a cerrar de manera totalmente el párpado, una de las funciones de este músculo, aunque pueden llegar a resultar muy molestos, especialmente cuando se repiten con frecuencia”, puntualiza el oftalmólogo Julio Ortega.
El estrés está detrás de la mayoría de los casos: «Suelen aparecer en situaciones de tensión, ansiedad, cansancio y falta de sueño como consecuencia de mayor fatiga muscular», afirma el experto. El músculo ocular es muy activo y por ello muy sensible al agotamiento o el estrés.
Mientras estamos despiertos parpadeamos unas diez veces por minuto, lo que supone que activamos ese músculo, que también necesita descanso, casi 10.000 veces a lo largo de un día. Cuando no dormimos, estamos tensos y permanecemos más horas de las debidas con los ojos abiertos pueden presentarse mioquimias palpebrales intermitentes.
Cuando el aleteo persiste a lo largo de semanas, se mantiene por la noche y, sobre todo, cuando afecta a otras zonas de la cara, conviene plantearse la visita al médico. Como tratamiento los expertos recomiendan descansar adecuadamente, evitar la sequedad ocular, el estrés y estimulantes como la cafeína y reducir el tiempo ante las pantallas del ordenador, móviles y televisores.