La resistencia a los antibióticos sigue creciendo a un ritmo alarmante. Entre 2018 y 2023, aumentó en más del 40% de las combinaciones de patógenos y antibióticos supervisadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según revela su nuevo informe mundial sobre vigilancia de la resistencia a los antibióticos. Este fenómeno, que compromete el tratamiento de infecciones comunes, supone una de las principales amenazas sanitarias del siglo XXI.
El documento, basado en datos del Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos y su Uso (GLASS), alerta de que en 2023 una de cada seis infecciones bacterianas comunes en personas de todo el mundo fue resistente a los antibióticos estándar. “La resistencia a los antimicrobianos está superando los avances de la medicina moderna”, ha advertido el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Amenaza la salud de familias de todo el mundo y pone en riesgo el futuro de los tratamientos actuales”.
El informe analiza la resistencia de ocho bacterias comunes, entre ellas Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae y Staphylococcus aureus, todas responsables de infecciones como neumonías, infecciones urinarias, gastrointestinales o sepsis. E. coli y K. pneumoniae, dos de los patógenos más frecuentes en infecciones del torrente sanguíneo, muestran niveles de resistencia superiores al 40% y 55%, respectivamente, frente a antibióticos de primera línea como las cefalosporinas de tercera generación.
En países de la región africana, la situación es aún más preocupante, con tasas de resistencia superiores al 70%. La pérdida de eficacia de antibióticos de última línea como los carbapenémicos o las fluoroquinolonas deja a muchos pacientes sin opciones terapéuticas eficaces, sobre todo en países de bajos ingresos, donde el acceso a estos fármacos es limitado o inexistente.
Hoja de ruta para 2030
El riesgo de resistencia no es igual en todo el mundo. Según la OMS, una de cada tres infecciones notificadas en las regiones del Sudeste Asiático y el Mediterráneo Oriental era resistente a los antibióticos. En África, la proporción es de una de cada cinco. La falta de acceso a sistemas de diagnóstico, vigilancia y tratamiento adecuados agrava el problema y dificulta la adopción de políticas efectivas.
La resistencia a los antibióticos ya provoca cada año millones de muertes evitables en el mundo. Los expertos temen que, sin acción urgente, muchas intervenciones médicas rutinarias como cirugías, tratamientos oncológicos o partos puedan volverse peligrosas por el riesgo de infecciones intratables.
Pese a que la red GLASS ha crecido notablemente en los últimos años —de 25 países en 2016 a 104 en 2023—, la mitad de los países no cuenta con sistemas de vigilancia fiables. Además, casi la mitad no remitieron datos a la OMS el año pasado. La organización reclama una acción concertada para mejorar la calidad y cobertura de los datos, adaptar las guías clínicas a los patrones locales de resistencia y garantizar el uso racional de antibióticos.
La OMS pide ahora que todos los países contribuyan con datos fiables antes de 2030, y que se fortalezcan los sistemas de prevención, diagnóstico y tratamiento, así como la innovación en nuevos antibióticos y herramientas diagnósticas rápidas.