La cronicidad se ha consolidado como uno de los grandes retos del sistema sanitario español, tanto por su creciente prevalencia como por el impacto que tiene en la calidad de vida de las personas y en la sostenibilidad del sistema. El envejecimiento de la población, el aumento de enfermedades de larga duración y la necesidad de una atención continuada exigen una revisión profunda del modelo asistencial. Con este reto sobre la mesa, el Ministerio de Sanidad ha decidido reactivar y actualizar la Estrategia de Cronicidad, un plan que se puso en marcha en 2012 y fue evaluado en 2021 para identificar sus carencias y retos pendientes.

Así lo ha explicado María Fernández, subdirectora general de Calidad Asistencial del Ministerio, quien ha señalado la necesidad de avanzar hacia una atención más integral, coordinada y sostenible. «Hemos podido detectar cuáles son las carencias y los retos a los que nos tenemos que enfrentar para mejorar ahora la atención a los pacientes crónicos”, afirma Fernández.

En este vídeo, la portavoz subraya que el nuevo impulso a la estrategia busca pasar de la planificación a la acción, con planes operativos y líneas estratégicas que hagan posible una atención más efectiva para los pacientes. “Queremos aterrizar la cronicidad como una realidad tanto para los pacientes como para los profesionales y avanzar en su abordaje”, destaca.

Atención Primaria como punto de partida

El enfoque será multidisciplinar, implicando a todos los niveles del sistema sanitario —desde la Atención Primaria y los hospitales hasta los servicios sociosanitarios y de salud mental—, pero con un claro eje central: el paciente. “El paciente tiene que participar y empoderarse. Tiene una enfermedad crónica, pero también debe ser parte activa en su manejo”, explica.

María Fernández recalca que la Atención Primaria será el pilar sobre el que se construya el nuevo modelo de atención a la cronicidad. Desde ella se impulsará la prevención, la detección precoz y el seguimiento continuado de los pacientes. “La atención primaria es donde tenemos que empezar el abordaje de la cronicidad, empezando por la prevención y el diagnóstico precoz, y realizando el seguimiento de enfermedades y tratamientos”, detalla.

Garantizar la sostenibilidad del sistema es otro de los grandes objetivos. Para ello, Fernández aboga por una adecuación de la práctica clínica, centrada en eliminar aquellas intervenciones que no aportan valor real a los pacientes. “Tenemos que empezar a invertir en no hacer y dejar de hacer aquellas prácticas que no aportan valor y que van a consumir recursos sanitarios”, indica.

La subdirectora general también subraya la necesidad de evaluar el impacto económico de las políticas sanitarias para asegurar que las medidas contribuyan a un sistema más sostenible y, al mismo tiempo, mejoren la calidad de vida de las personas con enfermedades crónicas.