La cronicidad se ha convertido en uno de los grandes retos del sistema sanitario en el siglo XXI. El aumento de las enfermedades de larga duración y la convivencia con múltiples patologías crónicas obliga a repensar los modelos de atención, reforzar la coordinación entre recursos y situar al paciente como protagonista de las decisiones sobre su salud. Así lo considera Montserrat Chimeno, portavoz de la Plataforma Cronicidad 2030 y presidenta de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), quien subraya la necesidad de avanzar hacia un modelo asistencial más integrado y centrado en la persona.

La portavoz destaca que el conocimiento y la experiencia de quienes conviven con una enfermedad deben ser escuchados y tenidos en cuenta: “Nadie mejor que la persona enferma para asesorar respecto a las medidas que tenemos que tomar para afrontar sus patologías”. Además, recuerda que muchas de estas personas presentan pluripatología y necesidades complejas, por lo que el modelo asistencial debe adaptarse a su realidad y no al revés.

Atención Primaria como eje

La presidenta de SEMI pone el foco en la Atención Primaria como eje fundamental en el seguimiento y cuidado de la cronicidad, especialmente en prevención, detección precoz y acompañamiento continuado. No obstante, señala que los pacientes con mayor complejidad requieren también el apoyo de otros niveles asistenciales, entre ellos Medicina Interna, que juega un papel clave en el abordaje integral: “La atención a la cronicidad debe pivotar en Atención Primaria, pero hay pacientes que necesitan el apoyo de otras disciplinas. Desde Medicina Interna atendemos al paciente hospitalizado, al paciente crónico que requiere un ingreso o una atención más específica”

Otro reto señalado por Chimeno es la necesidad de reducir las inequidades en salud y tener en cuenta los determinantes sociales, que influyen de manera directa en el bienestar y la evolución de la enfermedad. “No podemos permitir que haya desigualdades en salud en el siglo XXI. Tenemos ya las claves para abordar este desafío”, señala.

Finalmente, destaca la importancia de incorporar nuevas tecnologías que faciliten la atención integrada, la comunicación entre niveles asistenciales y la accesibilidad del paciente al sistema.