En España, cada año se atienden más de 25 millones de urgencias hospitalarias. Detrás de cada una de ellas, hay un engranaje humano y profesional que sostiene el sistema en los momentos más críticos: las enfermeras de urgencias y emergencias. Sin embargo, quienes asumimos esa enorme responsabilidad seguimos sin contar con un reconocimiento profesional específico. Por todo ello, las enfermeras de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) hemos solicitado formalmente la creación del título de Especialista en Enfermería de Urgencias y Emergencias (EEUE), una demanda que no solo es justa, sino urgente.
Uno de los argumentos más claros que demuestran esta necesidad se encuentra en una función tan cotidiana como trascendental: el triaje. Este proceso, que da comienzo a la atención urgente, va más allá de una simple clasificación: supone identificar y priorizar situaciones de urgencia y emergencia en cuestión de segundos, con escasos datos y en un entorno de máxima tensión. El triaje es, en realidad, el primer acto sanitario crítico, donde la experiencia, el juicio clínico y la capacidad de valorar correctamente cada situación determinan la seguridad del paciente.
Formación
Según las recomendaciones del grupo de trabajo de triaje de SEMES, las enfermeras que realizamos esta tarea debemos contar con formación avanzada en urgencias, emergencias y atención al paciente crítico, además de una experiencia mínima de un año en un Servicio de Urgencias Hospitalario (SUH). Hablamos, por tanto, de profesionales que combinan competencias clínicas avanzadas con una toma de decisiones autónoma y responsable. Sin embargo, toda esa cualificación se sustenta hoy en formaciones voluntarias, dispersas y no regladas, lo que pone de manifiesto la necesidad de una especialidad que conlleve una homogenización de los criterios y que garantice la calidad asistencial.
Como vicepresidenta de Enfermería de SEMES, quiero subrayar que el triaje es la prueba visible de la complejidad de las competencias que se ejercen a diario en urgencias. La formación reglada en EEUE permitiría reconocer formalmente esas competencias, dotarlas de un marco científico propio y ofrecer una garantía tanto para los profesionales como para los pacientes.
Pero la especialidad de Urgencias y Emergencias no se limita al triaje. Abarca un amplio campo de actuación: desde los Servicios de Emergencias Médicas (SEM) hasta los Centros Coordinadores de Urgencias y Emergencias Sanitarias (CCUES), pasando por las unidades de catástrofes o la atención en Incidentes de Múltiples Víctimas. La enfermera especialista en EEUE sería el profesional preparado para liderar la atención a patologías tiempo-dependientes, como el ictus, la sepsis o el infarto, activando los diferentes “códigos” de respuesta sanitaria urgente y coordinando la atención en entornos críticos, tanto hospitalarios como extrahospitalarios.
Seguridad y calidad asistencial
La especialización también es una cuestión de seguridad y calidad asistencial. Los servicios de urgencias son, tras los quirófanos, el segundo ámbito hospitalario con mayor número de notificaciones de eventos adversos. Estudios como el EVADUR muestran que hasta el 70% de los incidentes registrados podrían haberse evitado con una mejor formación y protocolos homogéneos. Una especialidad oficial permitiría reducir esos riesgos mediante una preparación estructurada, basada en la evidencia y centrada en la seguridad del paciente.
El Defensor del Pueblo ya lo advirtió en su informe de 2015: la creación de esta especialidad debía ser inmediata para mejorar la asistencia sanitaria. Diez años después, la urgencia sigue siendo la misma, pero la solución continúa pendiente.
Algunos argumentan que las competencias de esta futura especialidad podrían integrarse en otras ya existentes, como la de Cuidados Críticos. Sin embargo, los análisis de SEMES y de diferentes grupos de expertos son contundentes: más del 50% de las competencias de la EEUE son exclusivas y no pueden adquirirse mediante la adaptación de otros programas.
Reconocer oficialmente la Enfermería de Urgencias y Emergencias no es solo una cuestión corporativa; es una decisión estratégica de salud pública. En un sistema sanitario sometido a presión constante, con una creciente complejidad asistencial y una ciudadanía que exige respuestas rápidas y seguras, contar con enfermeras especialistas en este ámbito es garantizar la sostenibilidad y la excelencia del Sistema Nacional de Salud.
La urgencia no espera y tampoco deberían hacerlo los profesionales que proporcionan los mejores cuidados donde cada segundo cuenta.
Autora:
Carmen Casal Angulo, vicepresidenta de Enfermería de SEMES
