Vivimos en un momento en el que la prevención y la personalización sanitaria son cada vez más esenciales. A pesar de ello, muchas estrategias preventivas siguen basándose en recomendaciones generales que no siempre se ajustan a las particularidades de cada individuo. La genética ofrece hoy una oportunidad concreta: conocer nuestra predisposición a determinadas enfermedades y adaptar hábitos de vida y rendimiento físico a nuestras características biológicas específicas.

El acceso a esta información ha dejado de ser una promesa futurista gracias a dos patentes recientemente desarrolladas: Marcadores de rendimiento muscular y Marcadores de eficiencia metabólica. Así, con una única muestra de saliva, es posible analizar hasta 5.000 variantes genéticas —frente a las 200 que permiten otras soluciones comerciales—, lo que facilita recomendaciones personalizadas que abarcan desde la prevención de lesiones deportivas hasta la detección temprana de riesgos cardiovasculares, obesidad o incluso muerte súbita antes de los 40 años.

Test genéticos

El verdadero potencial e impactos de estas patentes reside en la salud pública. Imaginemos un escenario en el que cada paciente, al acudir a un centro de atención primaria, pudiera someterse a un test genético capaz de revelar riesgos concretos y sobre los que proponer medidas preventivas individualizadas. En este sentido, la genética favorece la detección temprana de predisposiciones a hipertensión, obesidad o enfermedades cardiovasculares, lo que mejoraría la calidad de vida de los pacientes y contribuiría a reducir la presión sobre los sistemas sanitarios. En este contexto, la medicina personalizada dejaría de ser una aspiración para convertirse en una estrategia tangible y efectiva.

En el ámbito deportivo, estos avances ya están demostrando su valor. Clubes y atletas de élite, como futbolistas del FC Barcelona, Athletic Club, Sporting de Gijón o ciclistas profesionales del Movistar Team, utilizan estos perfiles genéticos para ajustar entrenamientos, prevenir lesiones y optimizar la nutrición en un ámbito multidisciplinar asesorando a los cuerpos técnicos en función de estos perfiles, ayudando a detectar talentos hasta ahora desconocidos. En deportes de alto rendimiento, el conocimiento del perfil genético de los profesionales puede marcar la diferencia entre alcanzar el máximo rendimiento de los deportistas o quedarse lejos de él.

Interpretación de los datos

El principal desafío actualmente no es el acceso a la tecnología sino la interpretación de los datos. Las patentes antes mencionadas, así como el conocimiento que tenemos en biología, bioquímica molecular y genética resuelven esta dificultad al traducir la información genética compleja en indicadores claros y prácticos, accesibles para médicos, nutricionistas y entrenadores para los deportistas profesionales. Este enfoque convierte la genética en una herramienta funcional, capaz de orientar decisiones que influyen tanto en el rendimiento físico como en la prevención de enfermedades.

La genética no se revela únicamente como una ventana hacia el futuro del deporte o la medicina, representa una oportunidad concreta para transformar nuestra relación con la salud. Hacer un test genético debería ser tan habitual como medirse la tensión arterial: un procedimiento sencillo, que sólo requiere realizarse una vez en la vida, pero cuyos beneficios pueden prolongarse durante toda la vida.

Empoderamiento

Incorporar esta práctica en la rutina de prevención empodera a las personas al proporcionar conocimiento sobre su biología, y genera un efecto multiplicador en la sociedad al anticipar problemas, reducir costes sanitarios y mejorar la calidad de vida de la población. Hoy contamos con la posibilidad de convertir la información genética en un aliado cotidiano.

La ciencia nos proporciona las herramientas, y corresponde a la sociedad integrarlas en la vida diaria y en los sistemas de salud. Adoptar esta perspectiva implica avanzar hacia un futuro en el que la prevención sea precisa, la personalización efectiva y el bienestar accesible. La genética, aplicada de manera ética y responsable, tiene el potencial de transformar la salud pública y, simultáneamente, revolucionar el deporte de élite.

Autor:

David Varillas, investigador de la Universidad Francisco de Vitoria