Entre el 20 % y el 30 % de las parejas que inician un tratamiento de reproducción asistida lo abandonan antes de lograr el embarazo. Esta cifra, respaldada por estudios recientes, refleja una realidad compleja: el éxito de los tratamientos de fertilidad no depende únicamente de la salud física o de la capacidad reproductiva. Factores emocionales, psicológicos y sociales también influyen de forma significativa en la adherencia y los resultados del tratamiento.
Como ginecóloga especializada en reproducción asistida, he comprobado en mi práctica clínica que la planificación, la constancia y el seguimiento riguroso de pautas médicas son elementos fundamentales para optimizar las probabilidades de embarazo. Estos tratamientos suelen implicar la administración de medicación en horarios específicos, la realización de analíticas periódicas y la asistencia a múltiples consultas clínicas, lo cual puede representar un desafío considerable para algunos pacientes.
Este desafío puede intensificarse en personas con diagnóstico de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una condición del neurodesarrollo que persiste más allá de la infancia y que, en la edad adulta, suele manifestarse con dificultades en la organización, la planificación, la gestión del tiempo y el manejo de la frustración. Estos aspectos son especialmente relevantes en el contexto de la medicina reproductiva, donde la adherencia a protocolos estrictos es clave.
Falta de adherencia
Aunque actualmente no existen estudios específicos que analicen las tasas de abandono de tratamientos de fertilidad en personas con TDAH, diversas investigaciones han documentado que los adultos con este diagnóstico presentan menores tasas de adherencia a tratamientos médicos en general, incluida la continuidad en la toma de su propia medicación. Este patrón puede extrapolarse como una posible vulnerabilidad también en el ámbito de la reproducción asistida.
En este contexto, el acompañamiento psicológico cobra una especial relevancia. Brindar apoyo emocional y herramientas concretas para mejorar la organización, la motivación y la regulación emocional puede marcar una diferencia significativa en la experiencia del tratamiento. Estrategias como recordatorios personalizados, planificación conjunta de rutinas o el uso de técnicas de manejo del estrés pueden contribuir a mejorar la adherencia, reducir la ansiedad y aumentar las probabilidades de éxito.
Reducir la tasa de abandono
En nuestra práctica clínica, fomentamos una comunicación abierta y empática entre el equipo médico y los pacientes, especialmente en casos donde coexisten condiciones como el TDAH u otras formas de neurodivergencia. El trabajo conjunto con profesionales de la salud mental permite ofrecer un enfoque integral, adaptando los tratamientos a las necesidades específicas de cada persona. Esto no sólo mejora la experiencia del paciente, sino que también puede ayudar a reducir la tasa de abandono y, en consecuencia, a optimizar los resultados.
La neurodiversidad debe ser reconocida y respetada en todos los ámbitos de la salud, incluida la medicina reproductiva. Nuestro objetivo no debe ser modificar el comportamiento de las pacientes, sino adaptar los protocolos clínicos para hacerlos más accesibles, inclusivos y sostenibles.
Como profesionales, tenemos la responsabilidad de ofrecer un acompañamiento individualizado que contemple la diversidad funcional, emocional y cognitiva de quienes confían en nosotros para alcanzar su proyecto reproductivo. Avanzar hacia modelos de atención más integradores —que comprendan la interacción entre salud física y mental— nos permite construir un entorno seguro, accesible y respetuoso, donde cada persona pueda transitar su camino hacia la maternidad, la paternidad o la ampliación de su familia con mayor confianza y bienestar.
Autora:
Luz Gallo Galán, ginecóloga de Ginefiv Madrid
