Con motivo del Día Mundial de la Espirometría, que se celebra el 14 de octubre, la Sociedad Catalana de Neumología (SOCAP) ha alertado sobre la infrautilización de esta prueba básica y vital para la detección precoz y el control de enfermedades respiratorias como la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y el asma. A pesar de su sencillez y eficacia, la espirometría sigue sin tener la presencia que debería en la práctica clínica habitual, especialmente en la atención primaria.

Uno de los datos más preocupantes es el elevado infradiagnóstico de la EPOC en nuestro país. Según el estudio EPISCAN II, casi tres de cada cuatro personas que padecen esta enfermedad —el 74,7%— desconocen que la tienen. Este retraso en el diagnóstico impide iniciar tratamientos eficaces a tiempo, lo que puede derivar en un empeoramiento de la calidad de vida, un aumento de la morbilidad y, en muchos casos, una mayor mortalidad.

Desde SOCAP insisten en que este problema tiene solución. “Hacer una espirometría a quien tiene síntomas o factores de riesgo no es sólo una acción de mejora clínica, sino una estrategia de salud pública que puede salvar vidas”, afirma Marta Torrella Marcet, coordinadora del Grupo de Trabajo de Función Pulmonar de la sociedad científica.

Una prueba rápida y sencilla

La espirometría es una prueba funcional respiratoria que mide la cantidad de aire que una persona puede exhalar y la velocidad con la que lo hace. Se realiza en apenas 15 minutos, no es invasiva y puede detectar obstrucciones en el flujo de aire características de enfermedades como la EPOC o el asma incluso en fases tempranas.

Su valor clínico ha sido respaldado por un reciente estudio de cohorte europeo publicado en la revista científica Chest en 2025. Según este trabajo, las personas con una obstrucción pulmonar que fueron diagnosticadas mediante espirometría y recibieron tratamiento mostraron una reducción significativa de la mortalidad por cualquier causa en comparación con aquellas que permanecieron sin diagnosticar. Este hallazgo evidencia que no se trata sólo de identificar la enfermedad antes, sino que diagnosticar a tiempo mediante espirometría tiene un efecto directo en la supervivencia de la población.

Recomendaciones

Las guías clínicas internacionales recomiendan realizar esta prueba en cualquier persona que presente síntomas respiratorios persistentes —como disnea o tos crónica— o que tenga factores de riesgo, como ser fumador o exfumador, o haber estado expuesto a contaminantes ambientales.

Desde la SOCAP animan especialmente a los pacientes a implicarse activamente en su salud respiratoria. “El paciente con tos crónica o falta de aire, si es fumador o exfumador, debe consultar con su médico de familia y solicitar que le realicen una espirometría”, insiste Torrella. “Es una prueba rápida, sencilla y esencial para diagnosticar enfermedades respiratorias”.

Este tipo de recomendaciones cobra especial relevancia para el movimiento asociativo de pacientes respiratorios, que en los últimos años ha intensificado sus esfuerzos por mejorar el acceso al diagnóstico y tratamiento temprano. Las asociaciones, tanto de pacientes con EPOC como con asma, han subrayado en múltiples campañas la importancia de visibilizar los síntomas y de romper el estigma asociado a estas patologías, especialmente en personas jóvenes o fumadoras.

Una llamada a las autoridades sanitarias

Más allá del papel activo de los pacientes, desde la Sociedad Catalana de Neumología se hace un llamamiento a las administraciones públicas y a los servicios de salud para que refuercen tanto la disponibilidad como la formación del personal sanitario en el uso de la espirometría, sobre todo en atención primaria.

La implementación sistemática de esta prueba como herramienta de cribado en poblaciones de riesgo no solo permitiría reducir el alto porcentaje de infradiagnóstico, sino también mejorar la gestión clínica y los resultados en salud a medio y largo plazo.