Vivir con tos crónica no es simplemente toser: es enfrentarse a una enfermedad que condiciona la vida social, emocional y laboral de quienes la padecen. A pesar de que se estima que afecta hasta a un 7% de la población, las personas con tos crónica siguen topándose con un sistema sanitario que no ofrece respuestas ni tratamientos accesibles, según denuncia la Federación Española de Asociaciones de pacientes alérgicos y con Enfermedades Respiratorias (Fenaer). La entidad lamenta que el único fármaco específico para esta patología no está financiado por el Sistema Nacional de Salud, lo que deja a muchos pacientes sin acceso a la única opción eficaz desarrollada hasta la fecha.
“La tos crónica no es un simple síntoma, sino una enfermedad que condiciona la vida de quienes la padecen”, señala Mariano Pastor, presidente de Fenaer. “Es urgente que las administraciones reconozcan su impacto real y pongan en marcha medidas concretas que devuelvan dignidad y calidad de vida a estos pacientes”, aclara.
Según la federación, los afectados se enfrentan a años de peregrinación médica, pasando por numerosas pruebas, especialistas y tratamientos sin obtener respuestas claras. En muchos casos, la falta de diagnóstico o de una etiqueta clínica reconocida deriva en una importante carga psicológica: ansiedad, vergüenza, culpa o incluso depresión.
Pastor pone el foco en la estigmatización que sufren los pacientes, especialmente en entornos sociales y laborales: “Las crisis de tos en público provocan miradas, comentarios y, en muchos casos, rechazo. Las personas acaban evitando lugares cerrados, reuniones o viajes por temor a toser. Incluso cuando pueden llevar una vida funcional, muchos terminan aislándose”.
Una patología olvidada, con fuerte impacto social
Además del impacto emocional, la tos crónica afecta a la productividad y el bienestar físico. Las constantes crisis y citas médicas pueden derivar en absentismo laboral o discriminación en el trabajo, según Fenaer. Para revertir esta situación, la federación plantea varias líneas de actuación:
- Financiación del tratamiento específico actualmente disponible para esta patología.
- Diseño de protocolos clínicos que favorezcan un diagnóstico más rápido y certero.
- Creación de unidades multidisciplinares de referencia, formadas por especialistas en neumología, alergología, otorrinolaringología y salud mental.
- Programas de apoyo psicológico y social, que acompañen al paciente en todo el proceso.
- Campañas de sensibilización para reducir el estigma y mejorar la comprensión de la enfermedad.
- Impulso a la investigación en nuevas terapias y estrategias de manejo.
Desde Fenaer insisten en que la falta de atención institucional y científica agrava el sufrimiento de los pacientes y perpetúa la idea de que toser de forma crónica no es algo serio. “Es hora de desterrar la percepción de que se trata de una molestia pasajera. La tos crónica es una enfermedad con nombre propio, y necesita respuestas urgentes”, concluyen.