Pese a que el asma es una enfermedad conocida por el 98% de la población española, su forma más grave continúa siendo una gran desconocida: casi seis de cada diez personas (58,9%) afirman no haber oído hablar nunca del asma grave, según revela el Estudio sobre el Conocimiento del Asma Grave en España, elaborado por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) con el apoyo de la compañía biofarmacéutica GSK.

Esta patología afecta al 10% de los pacientes asmáticos y representa un importante desafío clínico por su complejidad, frecuencia de crisis y deterioro en la calidad de vida. Sin embargo, los datos muestran una preocupante brecha de conocimiento respecto a las variantes más leves del asma. “Es urgente intensificar las campañas de concienciación y educación sobre el asma grave para fomentar una mejor comprensión de la enfermedad”, advierte el doctor José Gregorio Soto, coordinador del Área de Asma de SEPAR.

El estudio también revela importantes lagunas en el conocimiento de los síntomas del asma, más allá de la dificultad para respirar (identificada por el 91,9% de los encuestados). Menos de la mitad asocia el asma con la opresión en el pecho (46,6%) o los silbidos al respirar (58,4%), y solo un 33% relaciona la tos con la enfermedad. Además, apenas un 27% vincula la dificultad para dormir con esta patología, pese a que es uno de los signos más comunes en casos graves.

En cuanto al tratamiento, los inhaladores son la opción más reconocida por la población general: un 68,3% conoce los de alivio rápido y un 51%, los de control a largo plazo. Sin embargo, el conocimiento sobre otras alternativas es muy limitado: solo el 43,4% identifica los corticoides, el 39,6% los medicamentos orales, el 12,4% las inmunoterapias y apenas el 5,8% conoce las terapias biológicas, a pesar de que estas últimas han supuesto un gran avance en el tratamiento del asma grave.

¿A qué especialista acudir?

Aunque no existen cifras exactas, se estima que hasta el 30% de los casos de asma grave podrían estar sin diagnosticar, lo que complica su manejo y retrasa el acceso a tratamientos especializados. Los expertos alertan de que un mayor conocimiento social sobre esta forma de asma podría facilitar su reconocimiento precoz entre los afectados y su entorno, mejorando el acceso a las Unidades de Asma Grave, donde se ofrece atención multidisciplinar con planes terapéuticos individualizados y apoyo integral.

Otro dato que preocupa a los profesionales sanitarios es que más de la mitad de la población no sabe a qué especialista debe acudir en caso de asma. Solo un 68,3% identifica correctamente al neumólogo como referente, mientras que un 14% acudiría a un alergólogo. Esta confusión podría estar retrasando diagnósticos y tratamientos, especialmente en los casos más graves.

Las Unidades de Asma Grave ofrecen una atención personalizada y multidisciplinar —con especialistas en neumología, alergología, otorrinolaringología, enfermería y, en algunos casos, apoyo psicológico—. En ellas, los pacientes reciben un diagnóstico completo y un plan terapéutico adaptado que incluye formación, educación y seguimiento estrecho.

Educación, clave para mejorar el diagnóstico y el control

El estudio muestra que las personas con mayor nivel educativo y clase social alta reconocen mejor los síntomas y los especialistas adecuados. Esta correlación entre nivel formativo y conocimiento sobre la enfermedad subraya la necesidad de reforzar la educación sanitaria desde el ámbito escolar y comunitario, para lograr un mejor manejo del asma y reducir las desigualdades en salud.

Desde SEPAR insisten en la importancia de reconocer y visibilizar el asma grave como una entidad diferenciada, con implicaciones mucho más severas que el asma leve o moderado. La detección precoz, el acceso a tratamientos adecuados y la implicación del entorno son clave para mejorar la calidad de vida de los pacientes y evitar crisis potencialmente graves.