La espasticidad, una condición neurológica que padecen entre 300.000 y 400.000 personas en España, sigue siendo, a día de hoy, una gran desconocida para buena parte de la sociedad. Esta situación repercute negativamente tanto en el abordaje clínico como en la vivencia personal y social de quienes la sufren. Con el objetivo de revertir esta falta de conocimiento y mejorar el acompañamiento a las personas afectadas, la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef), en colaboración con la Fundación Freno al Ictus y la compañía biofarmacéutica AbbVie, ha presentado la primera Guía de Estilo sobre Espasticidad.
El documento ha visto la luz durante el 63º Congreso Nacional de la SERMEF, que se ha celebrado recientemente en A Coruña. Tiene una vocación claramente divulgativa y está dirigida a todas aquellas personas y colectivos que interactúan con pacientes con espasticidad, desde profesionales sanitarios y comunicadores hasta familiares, cuidadores o incluso los propios pacientes. A través de un lenguaje claro y accesible, el documento busca fomentar una comprensión más empática e integral de esta condición, sus implicaciones y necesidades asociadas.
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Impacto en la calidad de vida
La espasticidad es un síntoma derivado de lesiones o trastornos del sistema nervioso central, como pueden ser un ictus, una lesión medular, la esclerosis múltiple o la parálisis cerebral. Se manifiesta por un aumento anormal del tono muscular que repercute de forma directa en la movilidad, la funcionalidad y, por ende, en la autonomía personal. Las consecuencias clínicas incluyen desde rigidez y dolor hasta contracturas, úlceras por presión y limitación articular.
Tal y como explica Helena Bascuñana, presidenta de la Sermef, “la falta de conocimiento sobre este trastorno impacta en la manera de enfrentarse a él, tanto por parte de los pacientes como de su entorno. Es necesario que la sociedad en general se implique más en conocer y entender estas condiciones, de modo que los pacientes se sientan más integrados y acompañados en todo el proceso de rehabilitación”.
Uno de los mensajes centrales de la guía es la importancia del diagnóstico precoz. Detectar a tiempo los primeros signos de espasticidad permite iniciar tratamientos que reduzcan su intensidad y prevengan complicaciones, mejorando significativamente la calidad de vida de las personas afectadas. La rehabilitación temprana es, en este sentido, una herramienta clave.
El proceso rehabilitador
Más allá de la intervención médica, la guía reconoce el valor del entorno del paciente como un factor determinante en su evolución. Cuidadores, familiares y profesionales del ámbito social y sanitario forman parte de un equipo multidisciplinar que debe trabajar de manera coordinada bajo la dirección del médico rehabilitador.
Este profesional establece junto al paciente, sus cuidadores y el equipo asistencial unos objetivos terapéuticos compartidos que pueden incluir medidas farmacológicas y no farmacológicas. El trabajo conjunto, así como el apoyo emocional y motivacional, son pilares fundamentales del proceso. En palabras de la Dra. Bascuñana, “la recuperación de la movilidad a través del trabajo profesional es una de las vías prioritarias para lograr el éxito en la rehabilitación, pero no debemos subestimar el papel del apoyo emocional que brindan los cuidadores”.
- Puedes acceder a la guía en el siguiente enlace.