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Beber vino blanco a diario se asocia a un riesgo hasta un 13% mayor de desarrollar melanoma. Un incremento de la probabilidad de desarrollar este tipo de cáncer de piel que, sin embargo, no tiene lugar con el resto de bebidas alcohólicas, caso de la cerveza, el vino tinto o los licores. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina Warren Alpert de la Universidad de Brown en Providence (Estados Unidos) y publicado en la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention (CEBP).

Como explica la doctora Eunyoung Cho, directora del estudio, “no puede sino calificarse como sorprendente que el vino blanco sea la única bebida independientemente asociada con un aumento del riesgo de melanoma. La razón para esta relación es aún desconocida, pero hay algunas investigaciones previas que han demostrado que algunos vinos tienen mayores niveles de acetaldehído que la cerveza o los licores. Así, y si bien el vino tinto y el blanco tienen la misma cantidad de acetaldehído, los antioxidantes contenidos en el vino tinto podrían contrarrestar los riesgos”.

Vino blanco y melanoma

En el estudio, los autores analizaron los resultados de tres grandes ensayos clínicos que, con un seguimiento promedio de 18,3 años, habían sido llevados a cabo con un total de 210.252 participantes que habían informado sobre su consumo de alcohol.

Los resultados mostraron que el consumo de cada 12,8 gramos de alcohol diarios –el contenido de alcohol en una copa de vino y en una cerveza de tamaño medio es de 8 gramos– se asoció con un aumento del 14% del riesgo de desarrollo de melanoma. Un incremento de la probabilidad de este cáncer de piel que se explicó por el efecto del vino blanco, pero no por el resto de las bebidas alcohólicas evaluadas.

Asimismo, los resultados también mostraron que el riesgo de melanoma asociado al alcohol fue mayor en aquellas zonas corporales comúnmente expuestas a la luz solar. Concretamente, y frente a aquellos que no bebían, los participantes que consumían un mínimo de 20 gramos de alcohol diarios tenían un riesgo un 2% superior de melanoma en el cuello, la cabeza o las extremidades, y hasta un 73% mayor en el tronco.

Como concluye la doctora Cho, “el significado, tanto clínico como biológico, de nuestros hallazgos está aún por determinar. Aun así, el asesoramiento sobre el consumo de alcohol puede ser, tal y como sucede en otros tipos de cáncer, una estrategia apropiada para la disminución del riesgo de melanoma en aquellas personas que ya presentan otros factores de riesgo muy notables para este tumor de la piel”.

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