El cáncer de tiroides afecta a cerca del 1% de la población. Es el cáncer endocrino más frecuente y, aunque su pronóstico suele ser positivo, puede comprometer estructuras vitales del cuello si se detecta en fases avanzadas. Por este motivo, la Sociedad de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) insiste en la importancia decisiva de la detección precoz y el tratamiento especializado por parte de cirujanos de cabeza y cuello para garantizar el mejor pronóstico y calidad de vida en los pacientes que sufren esta patología. Pero, además, invitan a conocer mejor a través de estos diez aspectos clave:
1. El cáncer endocrino más frecuente. Un tumor endocrino es aquel que se origina en una glándula endocrina o en células que forman parte del sistema endocrino. Y aunque el cáncer de tiroides representa sólo el 1-2 % de todos los cánceres, es el tumor endocrino más habitual (de los que no son benignos) y afecta al 1% de la población.
2. Y en aumento. En parte por la detección precoz con ecografía, pero no sólo por eso, su incidencia está aumentando en las últimas décadas. Se estima que en 2025 se diagnosticarán 6.495 nuevos casos de cáncer de tiroides en España, confirmando una tendencia ascendente.
3. Buen pronóstico, especialmente si se diagnostica de forma temprana. El pronóstico del cáncer de tiroides es, en general, favorable, pero depende estrechamente de su detección temprana y del tratamiento adecuado. Si el tumor es diagnosticado en sus estadios iniciales, las tasas de curación superan el 95% a diez años.
4. Hasta cuatro veces más frecuentes en mujeres. De los 6.495 nuevos casos de cáncer de tiroides que se estima se diagnosticarán en España este año, 4.869 se corresponde a mujeres. Eso sí, la supervivencia neta a cinco años en mujeres es ligeramente más alta que en hombres (93% vs 86%), cifras que se han incrementado en un 15% en la última década gracias al abordaje multidisciplinar y a la mejora en las técnicas quirúrgicas.
5. Un bulto en el cuello es la señal de alerta más habitual. Aunque la mayoría de los nódulos tiroideos son benignos, su elevada frecuencia –hasta un 10 % de la población presenta nódulos palpables y hasta un 70 % si se estudian mediante ecografía– obliga a extremar la vigilancia clínica. Por eso, los nódulos tiroideos, aunque frecuentes, nunca deben infravalorarse, ya que entre un 5% y un 6,5% de los nódulos solitarios pueden ser malignos. Y por eso, la valoración temprana por parte del especialista y, en su caso, la realización de pruebas complementarias como la ecografía cervical o la punción aspiración con aguja fina (PAAF), resultan determinantes para un diagnóstico temprano que cambie la evolución de la enfermedad.
6. Los síntomas más alarmantes (ronquera, dificultad para tragar o respirar) aparecen en fases avanzadas, cuando el tumor afecta nervios o estructuras vecinas. Desgraciadamente, aún hay casos diagnosticados en fases avanzadas, con afectación ganglionar o diseminación local. La literatura científica sugiere que entre un 20% y un 40% de estos casos podrían beneficiarse significativamente de un diagnóstico más temprano, reduciendo la necesidad de cirugías más extensas, tratamientos complementarios agresivos y el riesgo de complicaciones.
7. No todos los cánceres de tiroides se comportan igual. El carcinoma papilar y folicular son de buen pronóstico. El carcinoma medular está ligado a síndromes hereditarios (MEN2), lo que obliga a estudiar a familiares. Y el carcinoma anaplásico, aunque es muy raro, es uno de los cánceres más agresivos que existen.
8. Puede aparecer en personas relativamente jóvenes. Frente a otro tipo de tumores, más asociados al envejecimiento, este tumor tiene picos de incidencia entre los 40 y los 60 años.
9. Cirugía compleja. La cirugía constituye el pilar fundamental del tratamiento, y en este campo la labor de los otorrinolaringólogos especializados en cirugía de cabeza y cuello es insustituible. La glándula tiroides se localiza en una región anatómica de gran complejidad, próxima a nervios y estructuras vitales, lo que exige una intervención experta para garantizar la extirpación completa del tumor y reducir al mínimo las complicaciones, como la disfonía permanente o la hipocalcemia secundaria.
10. Seguimiento de por vida. Aunque el tumor se cure, los pacientes suelen necesitar tratamiento sustitutivo con hormona tiroidea (levotiroxina) de por vida, y revisiones periódicas para descartar recaídas.
1 OCTUBRE 2025
Cáncer de tiroides: diez enseñanzas sobre un tumor que va en aumento

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