El dolor crónico asociado a enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas (ERyMES) afecta física, emocional y socialmente a quienes lo padecen. Una de cada cinco personas que conviven con este dolor afirma sentirse muy ansiosa o deprimida (26,36 %), y hasta dos de cada cinco califican su estado emocional como malo o muy malo, según revela el informe “Dolor crónico y salud mental en las ERyMES – De la evidencia científica a la experiencia de los pacientes”.
El documento subraya la estrecha relación entre el dolor persistente y la salud emocional, y denuncia que esta dimensión sigue siendo poco atendida dentro del sistema sanitario. Su objetivo: sensibilizar a profesionales, instituciones y sociedad sobre la necesidad de integrar la salud mental en el abordaje del dolor crónico, especialmente en pacientes con enfermedades reumáticas.
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El documento recoge el testimonio directo de pacientes y su percepción de falta de escucha y apoyo psicológico en su trayectoria clínica. Muchos de ellos denuncian una baja sensibilización del sistema sanitario sobre los efectos emocionales del dolor persistente, y reclaman que la salud mental se incorpore a los protocolos clínicos y a la formación de los profesionales sanitarios. Elisenda de la Torre, vicepresidenta de la LIRE, insiste en que “no se puede tratar el dolor crónico sin abordar el sufrimiento psicológico que conlleva”. Según la experta, es crucial invertir en investigación, formar a los profesionales y actualizar las políticas públicas de salud para garantizar una atención integral y efectiva. “Estamos ante un problema de salud pública que requiere un enfoque multidisciplinar”, subrayó.
El papel de las asociaciones de pacientes
Las enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas engloban más de 200 dolencias distintas, entre ellas la artrosis, artritis reumatoide, fibromialgia o lupus. En conjunto, constituyen la principal causa de dolor crónico en España, y una de las mayores responsables de discapacidad, bajas laborales y jubilación anticipada.
Tal como expone el informe, el dolor crónico puede generar ansiedad, depresión, aislamiento social y sentimientos de desesperanza, y esta carga emocional no solo agrava el sufrimiento, sino que puede intensificar la percepción del dolor físico, creando un círculo vicioso difícil de romper sin apoyo adecuado.
El informe reconoce el papel central de las asociaciones de pacientes como apoyo emocional, herramienta de empoderamiento y canal para acceder a recursos útiles. Según De la Torre, muchas personas con dolor crónico viven “una realidad invisible marcada por el agotamiento, el aislamiento y la tristeza”, y encuentran en estas entidades “una red que alivia el peso emocional del día a día”.
Atención coordinada y equitativa
Entre las recomendaciones del informe, se destaca la importancia de complementar el tratamiento farmacológico con herramientas no invasivas como técnicas de relajación, meditación o respiración profunda, que pueden ayudar a controlar el dolor y mejorar la calidad de vida.
Asimismo, se aboga por mantener una vida lo más activa posible, cuidar la alimentación y fortalecer las redes sociales del paciente. “Estos recursos deben ser accesibles y conocidos por quienes conviven con enfermedades reumáticas”, indicó De la Torre, quien también reclamó visibilidad para las asociaciones que facilitan el acceso a estos apoyos.
El estudio pone el foco en la necesidad de contar con un equipo médico coordinado, que tome decisiones desde una perspectiva integral y colaborativa. Para ello, recomienda avanzar hacia modelos asistenciales que integren la salud física y la mental, y propone medidas concretas como:
- Sensibilizar a la administración sanitaria sobre la relación entre dolor crónico y salud emocional.
- Asignar recursos específicos para atender la salud mental en pacientes con enfermedades reumáticas.
- Formar a psicólogos especializados en dolor crónico y facilitar su colaboración con asociaciones de pacientes mediante financiación pública.
- Actualizar la Estrategia Nacional de ERyMES para que incluya explícitamente la dimensión emocional y mental.