La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) ha puesto en valor los avances terapéuticos logrados en los últimos años en cáncer de vejiga, situando a la inmunoterapia y los anticuerpos conjugados como dos de las principales revoluciones en su tratamiento. Pero más allá de los avances científicos, SEOM destaca un elemento indispensable: la participación activa y comprometida de los pacientes en los ensayos clínicos.
Gracias a la implicación directa de cientos de pacientes, muchos de ellos tratados en centros españoles, ha sido posible validar terapias que hoy marcan un antes y un después en el abordaje de este tumor urológico, el décimo más frecuente en España. Según datos de SEOM y la Red Española de Registros de Cáncer (Redecan), en 2025 se estima que se diagnosticarán 22.435 nuevos casos, afectando de forma desproporcionada a los varones, en los que representa el cuarto tipo de cáncer más habitual.
El tabaquismo continúa siendo el principal factor de riesgo, vinculado a más del 40% de los casos. Más de 60 compuestos carcinógenos presentes en los cigarrillos alcanzan la vejiga a través de la orina, dañando su revestimiento interno. A esta causa se suman otros factores como la exposición a ciertas sustancias químicas en el ámbito laboral, infecciones por el virus del papiloma humano (VPH) o enfermedades como la esquistosomiasis.
Necesidad de información
La falta de información y la desigual percepción del riesgo también se traducen en diferencias en el diagnóstico y acceso a tratamiento. En mujeres, por ejemplo, la enfermedad puede presentar mayor agresividad en fases avanzadas. Este contexto refuerza la necesidad de campañas de prevención y detección precoz desde el entorno asociativo de pacientes.
La gran mayoría de tumores de vejiga se diagnostican en fases localizadas, permitiendo tratamientos con intención curativa como la cirugía (cistectomía radical). Sin embargo, para los casos avanzados o metastásicos, los nuevos tratamientos han transformado significativamente las perspectivas de supervivencia.
Estudios recientes como CheckMate 274, Ambassador o Niagara han demostrado que la inmunoterapia en fases previas o posteriores a la cirugía mejora los resultados frente a la quimioterapia convencional. Medicamentos como nivolumab, pembrolizumab o durvalumab, que actúan sobre proteínas del sistema inmunitario, han permitido controlar mejor la enfermedad incluso en pacientes con factores de mal pronóstico.
Anticuerpos conjugados
A estos avances se suma el uso de anticuerpos conjugados, como enfortumab vedotina, que han demostrado eficacia tanto en primeras líneas como en pacientes con progresión tras tratamientos anteriores. En paralelo, terapias dirigidas como erdafitinib abren nuevas vías en aquellos pacientes con alteraciones genéticas específicas, como las del gen FGFR, presentes en un 20% de los casos.
Desde diferentes asociaciones de pacientes se subraya la importancia de garantizar que estos avances lleguen por igual a todos los afectados, independientemente de su lugar de residencia o situación socioeconómica. Desde su punto de vista, la equidad en el acceso a los tratamientos y la participación en ensayos clínicos deben formar parte de las políticas públicas y estrategias sanitarias.
Asimismo, este colectivo también reclama un papel más activo en la toma de decisiones clínicas, demanda mayor información accesible y comprensible sobre las opciones terapéuticas disponibles, y reclama una atención integral que contemple no sólo el aspecto físico, sino también el impacto emocional, laboral y social del cáncer de vejiga.