En España, hemos aprendido que las emergencias ya no son hechos aislados. La DANA de Valencia en otoño de 2024, el apagón eléctrico del pasado 28 de abril que dejó a miles de hogares sin suministro durante horas, o las olas de calor que tensionan nuestras infraestructuras son recordatorios de que los fenómenos extremos forman parte de nuestro presente. Para la mayoría son inconvenientes graves; para quienes dependen de una terapia respiratoria domiciliaria, pueden convertirse en una amenaza directa para su salud.
En Linde Médica lo vivimos de cerca. Sabemos que un paciente con oxigenoterapia o ventilación mecánica no puede esperar a que vuelva la luz, a que se despeje una carretera o a que se restablezcan las comunicaciones. Cada minuto cuenta. Y aunque contábamos ya con protocolos sólidos, estas situaciones excepcionales nos dieron la oportunidad —y la obligación— de revisarlos, reforzarlos y crear nuevos mecanismos que amplían nuestra capacidad de respuesta.
Del método a la mejora continua
La DANA en Valencia obligó a las empresas de TRD a llevar esos protocolos al límite: equipos que buscaron caminos alternativos para llegar a urbanizaciones aisladas, técnicos que entregaron baterías portátiles en mitad de la noche, profesionales que acompañaron a pacientes hasta casas de familiares cuando sus hogares quedaron anegados. Esa experiencia confirmó que estábamos preparados, pero también que debíamos ir más allá: no bastaba con reaccionar, había que anticiparse mejor.
Por eso constituimos un grupo de trabajo transversal, con personas de todas las áreas de la compañía —operaciones, logística, atención al paciente, calidad, tecnología, comunicación y relaciones institucionales—. Su misión no era empezar de cero, sino revisar lo aprendido, perfeccionar lo existente y ampliar los protocolos de contingencia para escenarios nuevos, desde una inundación hasta un apagón masivo.
Protocolos que se activan en minutos
Fruto de ese trabajo, nuestros procedimientos se activan en cuestión de minutos:
- Evaluación rápida de riesgo: identificamos de inmediato las zonas críticas y a los pacientes más vulnerables (por edad, movilidad, dependencia de ventilación continua).
- Rutas alternativas de suministro: rediseñamos itinerarios y establecemos puntos de apoyo para que equipos y terapias lleguen incluso a domicilios aislados.
- Centros seguros de reubicación: trabajamos con ayuntamientos y servicios de protección civil para saber de antemano qué espacios pueden acoger a pacientes respiratorios en caso de evacuación, garantizando suministro eléctrico y condiciones adecuadas.
- Soporte técnico y humano 24/7: reforzamos nuestros canales de comunicación, con líneas de emergencia operativas las 24 horas y sistemas de mensajería segura para mantener informados a los pacientes en tiempo real.
Otra lección ha sido la importancia de tejer alianzas. Ninguna empresa puede garantizarlo todo en solitario. Por eso hemos establecido canales de coordinación directa con policías locales, bomberos, servicios de emergencia y consejerías de salud autonómicas. Cuando un paciente necesita evacuación no partimos de cero: existen protocolos compartidos que agilizan la respuesta y evitan riesgos innecesarios.
Este trabajo conjunto transmite un mensaje claro a la sociedad: nuestros pacientes no están solos. Existe una red de seguridad en la que confluyen lo público y lo privado, todos con un mismo objetivo: proteger la vida.
Tecnología y humanidad, dos caras de la misma moneda
Los planes son imprescindibles, pero lo que realmente da sentido a todo esto son las personas. Técnicos que cargan botellas en plena tormenta, enfermeras que llaman una por una a los pacientes vulnerables, gestores que actualizan bases de datos en tiempo real para que la información fluya sin errores.
A la vez, la tecnología se ha convertido en un aliado estratégico. Nuestras herramientas de telemonitorización y plataformas digitales nos permiten anticiparnos: nuestros equipos proporcionan un mejor control, seguimiento y adherencia a la terapia ayudando a los profesionales sanitarios en la toma de decisiones.
Preparados para futuras emergencias
El cambio climático y la fragilidad de las infraestructuras no son escenarios hipotéticos: son realidades que debemos afrontar con rigor y previsión. Cada tormenta, cada apagón, cada ola de calor pone a prueba nuestros sistemas y nos obliga a mejorar.
Hoy podemos afirmar que contamos con una organización más fuerte: con protocolos definidos y ampliados, con equipos entrenados, con alianzas sólidas y con tecnología al servicio de las personas. Y, sobre todo, con un compromiso humano que no entiende de horarios ni de barreras.
Porque al final, de lo que se trata es de algo tan sencillo como vital: que ningún paciente deje de recibir su terapia, sea cual sea la circunstancia. Y en Linde Médica trabajamos cada día para que así sea.
Por Sergio García Ferrer, Director General de Linde Médica España
