Un informe presentado por la Asociación Española de Afectados de Cáncer de Pulmón (AEACaP) y la Fundación Más que Ideas pone de manifiesto el profundo impacto emocional que acompaña al cáncer de pulmón y reclama una mayor atención psicosocial desde el momento del diagnóstico. El estudio se titula Emociones y experiencias de las personas con cáncer de pulmón, y está basado en la experiencia de más de 200 personas diagnosticadas entre septiembre y diciembre de 2024
Éste alerta sobre el desconocimiento generalizado de la enfermedad, las emociones que conlleva y la falta de espacios seguros para expresar el malestar psicológico. Según los datos que aporta, el 73% de las personas encuestadas no eran conscientes del riesgo de padecer esta enfermedad, y el 78,2% no conocía sus síntomas antes del diagnóstico. Esto, unido a que el cáncer de pulmón se manifiesta habitualmente en fases avanzadas, contribuye a que el 80% de los casos se detecte en estadios tardíos.
Ante esta realidad, ocho de cada diez personas consideran prioritario implantar programas de cribado para detectar precozmente la enfermedad. También reclaman campañas de sensibilización dirigidas a la población general. “No podemos continuar detectando el cáncer de pulmón en fases avanzadas la mayoría de las veces”, afirma Bernard Gaspar, presidente de AEACaP, quien insiste en que mejorar la información es clave para incrementar la supervivencia.
Un diagnóstico que genera miedo
El diagnóstico marca un punto de inflexión emocional. El miedo fue la emoción más común (63,3%), seguida de la incertidumbre (58,1%) y la tristeza (51%). A esta carga emocional se suma la confusión sobre el proceso asistencial y el impacto de las reacciones de familiares y amistades. En palabras de Carlos Abanades, paciente y presidente de Más Que Ideas, “en los primeros momentos del diagnóstico es cuando más confusos y abrumados nos sentimos”, subrayando la importancia de ofrecer apoyo desde el primer momento.
Pese a la carga emocional, el informe revela que uno de cada tres pacientes no transmitió su malestar al equipo sanitario o apenas lo hizo, principalmente por la falta de tiempo en consulta o por no sentir la confianza necesaria. Este dato evidencia la necesidad de generar espacios más accesibles y empáticos dentro del sistema de salud.
La carga psicológica
La vivencia emocional del cáncer de pulmón no se limita al momento del diagnóstico. El 17,3% de las personas encuestadas contaba con un diagnóstico de depresión, y otro 14,2% creía padecerla sin haber sido diagnosticada. En total, un 37,7% recurrió a fármacos como ansiolíticos para aliviar su malestar y el 47,3% buscó ayuda psicológica.
Uno de los datos más preocupantes del estudio es que más de la mitad de los pacientes (51,1%) se sintieron culpables en algún momento por tener cáncer de pulmón, un sentimiento muchas veces reforzado por comentarios del entorno, como indican el 52,8% de los encuestados. Esta sensación de culpa es especialmente común en este tipo de cáncer debido a su asociación con el tabaquismo, lo que contribuye al estigma y a un mayor aislamiento emocional.
Desde la Sociedad Española de Psicología Clínica y de la Salud (SEPCyS), la psicooncóloga Laura Otón ha reivindicado la necesidad de integrar la atención psicológica en todas las etapas del proceso oncológico: “Pacientes y familiares necesitan a alguien que les acompañe desde el inicio para afrontar este proceso lo mejor posible”.
Acompañamiento integral
El informe también detalla que los efectos secundarios del tratamiento –como el cansancio (79,4%), alteraciones del sueño o problemas digestivos– afectan notablemente a la calidad de vida. Por ello, se plantea la creación de unidades integrales de tumores torácicos con equipos multidisciplinares que incluyan especialistas en psicología, dermatología o fisioterapia.
Tanto AEACaP como Más Que Ideas coinciden en señalar que la participación activa de las personas afectadas es fundamental para mejorar la atención. Desde su punto de vista, las asociaciones de pacientes desempeñan un papel clave al ofrecer espacios de escucha, acompañamiento y empoderamiento. Como señala Gaspar, “compartir dudas, experiencias y emociones con quienes atraviesan la misma situación tiene un efecto positivo muy importante”.