Un estudio desarrollado por la Unidad de Investigación de Atención Primaria de Salamanca ha confirmado el impacto significativo que el COVID persistente tiene en la salud mental de las personas afectadas. La investigación revela un aumento notable en el consumo de antidepresivos y ansiolíticos en comparación con la etapa previa a la pandemia, además de detectar síntomas compatibles con depresión y ansiedad en la mayoría de los participantes.

Bajo el título “Evaluación de la salud mental en pacientes con COVID persistente. Estudio BioICOPER”, el trabajo ha analizado la situación emocional de más de 300 personas diagnosticadas con esta condición, poniendo el foco en un aspecto hasta ahora poco explorado: las consecuencias psicológicas del COVID persistente y la evolución de la salud mental a medio y largo plazo. El estudio utiliza cuestionarios validados para medir la sintomatología ansioso-depresiva y recopila datos sobre el consumo de psicofármacos antes y después del diagnóstico.

Los resultados son concluyentes: la pandemia ha provocado un incremento superior al doble en el uso de estos medicamentos entre las personas afectadas por COVID persistente, lo que refuerza la necesidad urgente de implementar un abordaje integral desde Atención Primaria.

“Las personas con COVID persistente han sufrido un cambio radical en su vida, cargado de limitaciones físicas y psicológicas. Su sufrimiento emocional sigue estando, en muchos casos, invisibilizado en la práctica clínica”, explican los responsables del estudio, quienes insisten en la necesidad de integrar la atención psicológica en el manejo de esta condición.

Las secuelas del COVID persistente

El trabajo también alerta sobre la falta de reconocimiento del sufrimiento mental entre los propios pacientes, muchos de los cuales no identifican la ansiedad o la depresión como problemas de salud a tratar, lo que dificulta el acceso a una atención adecuada.

La investigación, en la que han colaborado distintas redes nacionales como la Red Española de Investigación en COVID Persistente (REiCOP), contribuye a reforzar el conocimiento científico sobre las secuelas del COVID persistente y subraya la importancia de una estrategia sanitaria que contemple la atención psicológica como un componente esencial del abordaje clínico.

Los responsables del estudio abogan por seguir impulsando la investigación en esta área y mejorar la formación de los profesionales sanitarios para ofrecer respuestas efectivas a una realidad que sigue afectando a miles de personas.

Este estudio y, en concreto, la Dra. Silvia Arroyo Romero, médica de familia e investigadora en la Unidad de Investigación de Atención Primaria de Salamanca, ha recibido el Premio a la Mejor Comunicación Original Oral – Premio Carlos López Madroñero en el marco del 31º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).