Un nuevo hallazgo podría marcar un antes y un después en la prevención de la metástasis en el cáncer de mama. Investigadores del Instituto de Investigación del Hospital del Mar, junto con el Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama, han identificado a la proteína TIM-3 como una pieza clave en la supervivencia de las células tumorales más agresivas —conocidas como las “semillas de la metástasis”— cuando éstas llegan a otros órganos. El estudio, publicado en la revista Cancer Cell, apunta a TIM-3 como una posible diana terapéutica para evitar la progresión metastásica incluso antes de que se detecten síntomas clínicos.
Este descubrimiento representa una esperanza especialmente relevante para pacientes con riesgo elevado de recaída, al abrir la puerta a tratamientos capaces de neutralizar el proceso metastásico en su fase más temprana y vulnerable: la micrometástasis.
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Una etapa crítica y silenciosa de la enfermedad
Uno de los retos históricos en oncología es comprender y abordar la fase inicial de la metástasis, cuando un número reducido de células tumorales logra abandonar el tumor primario y alcanzar órganos distantes, como el hígado. Esta etapa es difícil de estudiar por la ausencia de síntomas clínicos o señales visibles en las pruebas diagnósticas convencionales.
El equipo investigador ha utilizado modelos murinos para observar cómo TIM-3 permite a estas células cancerosas modificar el entorno inmunológico del nuevo órgano, evitando así ser destruidas. “Se trata de una fase de vulnerabilidad de la enfermedad. Si somos capaces de entender qué ocurre y erradicar esas primeras células, podremos evitar la metástasis clínica, que es la fase más peligrosa del cáncer”, afirma Toni Celià-Terrassa, autor principal del estudio e investigador en el Grupo de Células Madre Cancerosas y Dinámicas de Metástasis del Hospital del Mar y de Geicam.
Mayor riesgo de recaída
Además de los modelos experimentales, los investigadores analizaron muestras clínicas de pacientes tratadas en el Hospital del Mar. Detectaron que aquellas con tumores primarios con altos niveles de TIM-3 presentaban un riesgo significativamente mayor de metástasis y peor pronóstico. Este hallazgo fue confirmado también en muestras del estudio clínico ConvertHER, impulsado por Geicam, donde se observó un enriquecimiento de células tumorales TIM-3 positivo en metástasis respecto al tumor inicial.
Catalina Rozalén, investigadora predoctoral del Hospital del Mar, subraya: “Los pacientes con expresión positiva de TIM-3 en el tumor primario presentan un mayor riesgo de recurrencia y diseminación metastásica”.
A partir de estos resultados, los investigadores consideran que los pacientes TIM-3 positivo podrían beneficiarse de un tratamiento dirigido con inhibidores de esta proteína, aplicados tras la cirugía del tumor primario. “Contar con herramientas para intervenir en pacientes de alto riesgo nos permitiría reducir significativamente la posibilidad de recaída”, destaca Celià-Terrassa.
Sin embargo, los expertos advierten que estos tratamientos deberán probarse en ensayos clínicos diseñados específicamente para esta indicación. Además, remarcan que la eficacia potencial de los fármacos anti-TIM-3 sería mayor si se administran antes de que la metástasis se manifieste clínicamente, momento en el cual esta proteína pierde relevancia terapéutica.
Colaboración
El trabajo ha sido posible gracias a la colaboración entre equipos clínicos y de laboratorio del Hospital del Mar y Geicam, así como al apoyo de diversas entidades que impulsan la investigación oncológica. Entre ellas se encuentran la Fundación FERO, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), la Fundación la Caixa, el Instituto de Salud Carlos III y la Asociación Cáncer de Mama Metastásico.
“El estudio nos proporciona una nueva diana específica para atacar el proceso metastásico antes de que dé la cara”, concluye Joan Albanell, jefe del Servicio de Oncología del Hospital del Mar y miembro de Geicam y del CIBER de Cáncer (Ciberonc). “El bloqueo de TIM-3 puede permitirnos dar ese paso, pero aún necesitamos avanzar en la investigación clínica”, concluye.