Consumir patatas fritas de forma habitual podría aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 (DT2), según un estudio liderado por la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard (Estados Unidos) y publicado en BMJ. El trabajo, que ha seguido durante más de tres décadas a más de 205.000 personas, concluye que ingerir tres raciones semanales de patatas fritas se asocia con un incremento del 20 % en la probabilidad de padecer esta enfermedad, mientras que otras preparaciones de patata –como al horno, hervidas o en puré– no presentan ese riesgo.

El análisis también revela que sustituir cualquier tipo de patata por cereales integrales, como pasta o pan integral, puede reducir el riesgo de DT2, siendo esta reducción especialmente notable cuando el cambio se hace desde las patatas fritas: hasta un 19 % menos de riesgo.

Un seguimiento de más de 30 años

Los investigadores analizaron los hábitos dietéticos de los participantes, todos ellos inscritos en el Estudio de Salud de Enfermeras, el Estudio de Salud de Enfermeras II y el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud. Durante más de 30 años, respondieron cuestionarios sobre la frecuencia de consumo de diferentes alimentos, así como sobre diagnósticos de salud y otros factores relacionados con el estilo de vida. En este tiempo, casi 22.300 personas desarrollaron diabetes tipo 2.

Para reforzar las conclusiones, el equipo combinó sus datos con dos metaanálisis previos que incluían a más de medio millón de personas de 24 cohortes internacionales. Los resultados fueron consistentes: las patatas fritas se relacionaron con un riesgo significativamente mayor, mientras que las cocinadas de forma menos procesada no mostraron un vínculo relevante.

Alimentos sustitutivos

Los especialistas consultados por SMC España coinciden en que el estudio ofrece evidencias sólidas gracias al volumen de datos y la duración del seguimiento. Marta Comas Martínez, nutricionista e investigadora del Hospital Universitario Vall d’Hebron, destaca que “no sólo importa el ingrediente en sí, sino cómo está tratado y elaborado, así como con qué se acompaña o sustituye en el plato”. En su opinión, incrementar el consumo de fibra, como la presente en los cereales integrales, puede ser clave para reducir el riesgo de DT2.

En la misma línea, Diana A. Díaz Rizzolo, profesora en la Universitat Oberta de Catalunya y miembro del Grupo de Trabajo de Estilos de Vida de la Sociedad Española de Diabetes, subraya que el estudio analiza con precisión qué alimentos sustituyen a las patatas fritas en la dieta. “En nutrición no importa sólo qué comemos, sino también qué dejamos de comer. El alimento de reemplazo puede modificar completamente el impacto de una decisión dietética”, afirma. Cambiar patatas fritas por cereales integrales sería beneficioso, mientras que sustituirlas por arroz blanco podría empeorar el perfil glucémico.

Por su parte, Cristóbal Morales, endocrinólogo del Hospital Vithas Sevilla, resume el mensaje del estudio: “La prevención de la diabetes tipo 2 empieza por mantener estilos de vida y nutricionales saludables”. Para el especialista, limitar los alimentos fritos, incluso cuando se perciben como opciones sanas, y priorizar los cereales integrales son pasos fundamentales.