Tal y como ya hiciera con los tratamientos farmacológicos para heridas, hipertensión, diabetes, quemaduras y ostomías

El Ministerio protocoliza la prescripción enfermera de anticoagulantes orales

Publicado el por Somos Pacientes

El Ministerio de Sanidad amplía las posibilidades de indicación, uso y autorización de dispensación de medicamentos por parte de las enfermeras con la publicación de la ‘Guía de Anticoagulación Oral’. Estas nuevas indicaciones ya han sido publicadas en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

El objetivo de estas guías es definir los medicamentos, sujetos a prescripción médica, que los profesionales de Enfermería pueden indicar, usar y autorizar en determinadas situaciones y de forma protocolizada, ya sea para iniciar su uso, modificar la pauta, prorrogar o suspender el tratamiento, en un trabajo colaborativo y complementario con la finalidad de proporcionar una respuesta adecuada y eficiente a las necesidades de los pacientes.

La Guía, que se aprobó por unanimidad en la Comisión Permanente de Farmacia, ha sido acordada por el Ministerio con el Consejo General de Enfermería y la Organización Médica Colegial, entre otros representantes de los profesionales sanitarios.

Esta es la sexta guía de indicación, uso y autorización de dispensación de medicamentos sujetos a prescripción médica por parte de las enfermeras, tras las dedicadas a heridas, hipertensión, diabetes mellitus tipo 1 y tipo 2, quemaduras y ostomías. Sanidad continuará trabajando para la aprobación de nuevos protocolos en el segundo semestre del año.

El seguimiento de los pacientes en tratamiento con anticoagulantes es una práctica habitual de las enfermeras en el ámbito de sus competencias, tanto en la atención primaria como en la hospitalaria. Ellas son responsables de los cuidados de estos pacientes con el objetivo último de capacitar y controlar el proceso de la enfermedad.

Este tratamiento tiene por objeto alargar el tiempo de coagulación hasta un intervalo eficaz y seguro, en el que se evite la aparición de trombos sin provocar riesgo de hemorragia, lo que los convierte en fundamentales en la prevención, mejorando notablemente el pronóstico de los pacientes con riesgo de enfermedad tromboembólica.